En una rutina en la que los cambios de tendencia son constantes, las modas duran cada vez menos y el mundo globalizado abre las puertas a saltar de un lugar a otro del planeta, Galicia puede presumir de fidelidad entre sus visitantes. Casi un 68% de los turistas que estuvieron aquí el pasado año ya conocían la comunidad. El ejercicio anterior, en 2009, el volumen de los que repetían rozó el 73%, según el último informe de Turgalicia. El impulso definitivo para la actividad está en que el sector y las administraciones sean capaces de generar un efecto llamada y que los que ya vienen alarguen su visita. Porque los números no mienten. La estancia media de los turistas en Galicia es de solo 2,26 días, con un gasto por jornada de unos 75,90 euros. El viaje se cierra, pues, por apenas 168 euros.

El último barómetro sobre la competitividad del sector en España de Exceltur -una alianza empresarial de la que forman parte las principales firmas españolas- incide en las barreras que tiene hoy Galicia para conseguir esos objetivos. El turismo de la región necesita diversificarse todavía más, apostar por potencialidades poco exprimidas como la naturaleza, suplir la falta de conexiones en transporte, mejorar la productividad de los trabajadores y un marketing más eficaz. En algunos de estos parámetros, la comunidad ocupa los últimos lugares en el conjunto del Estado, aunque en la radiografía general destaca en la octava posición, por detrás de los grandes polos de atracción de visitantes en España: Madrid, País Vasco, Cataluña, Andalucía, los dos archipiélagos y la Comunidad Valenciana.

El tirón de las peregrinaciones disparó durante el pasado año la entrada de visitantes a la comunidad. Más de nueve millones, de los que la mayoría, 5,08 millones, fueron excursionistas. Al resto, 4,27 millones, se les considera turistas en el sentido estricto de la palabra, con alojamiento de por medio y, por lo tanto, también con un gasto de relevancia. Y eso pese a que un porcentaje "muy elevado", como reconoce Turgalicia, llega sin reserva previa en los meses de verano.

En la campaña estival la duración de los viajes a Galicia es mayor que el resto del año. Una media de 13,21 días y un promedio -la extensión más habitual- de 9. Pero la perspectiva del negocio en todo el ejercicio deja estancias mucho más discretas. En hoteles, la opción favorita con más de 3 millones de clientes en 2010, dura unos 2,11 días. Sube hasta los 2,36 en las pensiones y a los 4,36 días en apartamentos. Algo menos de cuatro en los cámpings y apenas dos en casa rural. De media son 2,26 días, con un descenso del 2,21% respecto a 2009.

Las oscilaciones se repiten según el tipo de pernoctación en la ocupación acumulada en el año al completo. Los establecimientos hoteleros rondaron el 35,36%, tras un alza del 3%. En los apartamentos turísticos se alcanzó un 22%; un 21,77% los cámpings; y menos de un 16% en turismo rural.

Aunque el fuerte de Galicia no es la oferta de sol y playa, la demanda turística "tiene un comportamiento bastante estacional", con crecimientos continuados de enero a agosto. "Solo en los tres meses de verano se registra el 46% de la demanda global del año", señala el informe.

En cuanto a los mercados foráneos, únicamente representan el 16,3% de todos los visitantes de 2010. Otro casi 31% son gallegos y el restante 53% es el mercado doméstico, un grupo en el que destacan sobre todo los madrileños, que representan un 14,4% de todos los turistas en la comunidad. ¿Y entre los extranjeros? El país que aporta más visitantes es Portugal, más de un 24%, seguido de Francia (12,3%), Alemania (12,5%) y Reino Unido (13,4%).

El medio de transporte más usado, por el 53,2%, es el coche, seguido del avión, que utilizan el 15,6%. Casi un 44% recorre Galicia por su cuenta y algo menos de un tercio se quedó en lugares de costa.

Y en cuanto a los motivos del viaje, en 2010 volvió a colocarse en primer lugar las razones familiares o de amistad, casi un 20% del total. Un 18,7% quiere disfrutar de la naturaleza y el paisaje, otro 15,7% busca un lugar idóneo para descansar y tranquilizarse y solo 10,5% por el Camino de Santiago.

Por otra parte, tras semanas de denuncias de intrusismo por parte del sector, la Xunta ofreció ayer un balance del plan de inspección que impulsó en julio. En un mes, los técnicos levantaron 83 actas de infracción y 846 actas de constancia, en las que reflejan problemas menores y fijan un plazo para solucionarlo.