El objetivo de la DGT de cerrar el año en Galicia por debajo de las 150 víctimas mortales parece cada vez más factible. Superado con nota el examen del verano, los datos de septiembre confirman la tendencia positiva y permiten hablar ya de 21 víctimas menos (un 16,4%) que en los nueve primeros meses de 2010. La mejor progresión es la de Pontevedra, que cerró el periodo con 27 fallecidos frente a los 41 de un año antes (un 34,15% menos) aunque también se registraron descensos notables en A Coruña (de 47 a 38) y Ourense (de 21 a 18). La única provincia que sigue desmarcándose y tirando a la baja de las estadísticas gallegas es Lugo, que registró entre enero y septiembre 24 muertos, cuatro más que en 2010.

Tras una década de descensos en las estadísticas de fallecidos, mantener a raya la accidentalidad resulta cada vez más difícil. Pero aún así Galicia acaba de dejar atrás el mejor septiembre de los últimos cinco años, con 11 víctimas mortales (cuatro menos que en 2010, seis menos que hace dos años y 15 menos que en 2007), y la segunda mayor caída de la accidentalidad en lo que va de 2011, con un 33% menos de siniestros que el año anterior.

Pero lo que sigue creciendo y de forma preocupante son los fallecidos entre los mayores de 65 años. A medida que las campañas de sensibilización y el refuerzo de los controles en fin de semana se traducían en una reducción de las víctimas más jóvenes, las muertes entre la tercera edad no han seguido el mismo camino y hoy por hoy representan un tercio de todos los fallecidos. En lo que va de año, de hecho, 36 jubilados perdieron la vida en las vías gallegas frente a los 20 muertos de menos de 25 años. Y ello a pesar de que las autoridades de Tráfico en Galicia se fijaron como prioridad para 2011 proteger y vigilar de forma especial tanto a los peatones como a las conductores de avanzada edad. La entrada en vigor del carné por puntos en 2006 y los nuevos delitos de tráfico marcaron un punto de inflexión desde el punto de vista de la accidentalidad en Galicia, que en 2008 rebajó por primera vez la barrera de los 200 muertos y este año va camino de batir un nuevo récord. La recta final del año, con todo, será clave. Y es que en 2010 el repunte de la accidentalidad entre los meses de octubre y diciembre estuvo a punto de echar por tierra el balance del resto del año y romper una década de descensos continuos.

Con la crisis la gente no solo se aprieta el cinturón en cuestiones relacionadas con el ocio y las vacaciones. Una peligrosa medida de ahorro empieza a detectarse entre los conductores gallegos, que cada vez más escatiman las revisiones y el mantenimiento de sus vehículos. Así lo advirtió ayer ante la comisión parlamentaria de Seguridad Vial Constantino Castro Campos, director de explotación de Autoestradas de Galicia, concesionaria de las autopistas A Coruña-Carballo y Puxeiros-Valmiños. En su opinión, "se ha rebajado de forma exponencial" el control sobre el estado de los vehículos a consecuencia de la situación económica y advirtió de que la "falta de un mantenimiento adecuado" es uno de los factores que pueden contribuir a un aumento de la siniestralidad. Pese a todo, reconoció que las autopistas de peaje AG-55 y AG-57 -las dos que gestiona su empresa- registran una "baja accidentalidad" a pesar de soportar un tránsito diario de 14.000 y 7.000 vehículos, respectivamente.