El sello Pataca de Galicia tiene unas peculiaridades de calidad que el "usuario sabe reconocer", según señala el representante de Xóvenes Agricultores en la Mesa da Pataca en Madrid, Juan Carlos García, aunque cree que la asignatura pendiente es salir de la red local y extenderse a destinos internacionales. Para avanzar en este punto considera fundamental la promoción en internet y certámenes gastronómicos, pues "la gente valora la marca pero el volumen de clientes es reducido y no satura ningún mercado". "Por eso es importante buscar y llegar a ese público", explica. Mientras en otras comunidades se plantan más de 300 hectáreas destinadas directamente a la industria a precios bajos, García destaca las dos hectáreas de media de las plantaciones gallegas, donde se cultiva de forma "tradicional" con el campo, incluso respetando la rotación de cultivos.

Por eso, salienta que las dificultades que atraviesan autonomías del sur y centro del territorio nacional al no poder darle salida a los excedentes en el mercado internacional no se han extendido a Galicia, porque la forma de producir es "totalmente diferente al cultivo intensivo". Pataca de Galicia solo ampara cultivos de la variedad Kennebec producidos en las zonas registradas en el consello regulador que cumplan además unos requisitos de calibre (debe ser al menos de 40 milímetros y de no más de 80), tengan la piel lisa y de color amarillo claro, con ojos solo muy superficiales y la carne blanca.

La IXP cuenta con el primer laboratorio en España certificado por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) para realizar ensayos con patatas. En él se determina el contenido en materia seca y azúcares reductores en los tubérculos, que se utiliza junto con otros parámetros para verificar los requerimientos de calidad establecidos.