Antes de que termine el año, los conductores gallegos tendrán que estar pendientes de los radares no solo en autopistas y autovías sino también en túneles. La DGT ultima la colocación del primer medidor de velocidad de tramo en la comunidad y el sitio elegido es el túnel de O Sartego, cerca de Ferrol, en la AP-9.

Los dos primeros puntos en España escogidos por Tráfico para la instalación de los cinemómetros de tramo han sido los túneles de Guadarrama, en la A-6, entre Madrid y Segovia; el de Barrios, y el de Torrox, en Málaga. Aunque ya fueron colocados en diciembre del año pasado, los nuevos radares de tramo, anunciados con la misma señal que los fijos no empezaron a multar hasta febrero. Hasta esa fecha, los conductores que sobrepasaban los límites de velocidad en aquellos puntos en los que había un aparato de control de velocidad de este tipo, eran notificados de la infracción mediante una carta enviada a su domicilio, pero esta tenía un carácter meramente informativo. Pero desde febrero, todos los que hayan pisado más de la cuenta el acelerador en el túnel de Guadarrama, en la AP-66 y en el túnel de la A-7 de Torrox, en Málaga, fueron castigados con sanciones de hasta 600 euros y la pérdida de seis puntos del carné según la gravedad del delito.

En los próximos tres meses, la DGT tiene previsto instalar otros cuatro dispositivos de estas características. Uno de ellos le tocará a Galicia y se ubicará en el túnel de O Sartego, ubicado entre Fene y Neda y que tiene poco más de un kilómetro de largo. Ya no bastará con pisar el freno cuando el vehículo circula delante de la cabina de radar, sino que habrá que respetar el límite de velocidad en todo el tramo controlado por el cinemómetro, ya que estos aparatos calculan la velocidad media a la que circulan los vehículos entre dos puntos. Por el momento Tráfico no tiene decidido si en Galicia se sancionará nada más entren en funcionamiento o si por el contrario en un principio se enviarán cartas informativas a los infractores en ese tramo controlado por radar.

Estos radares funcionan con dos cámaras situadas al principio y al final del túnel, que registran la matrícula del vehículo y la hora exacta a la que pasa. Los datos son remitidos a un ordenador central en tiempo real, que calcula la velocidad media que ha mantenido el coche en el tramo. En el caso de que se hayan excedido el límite de velocidad, el ordenador envía los datos del infractor al centro de gestión de multas de tráfico de León. Según Tráfico, este tipo de cinemómetro es más justo, ya que no puede ser evitado por los conductores que frenan ante un radar fijo pero, al mismo tiempo, no sanciona a los conductores que habitualmente circulan a la velocidad adecuada y en un despiste aumentan su velocidad.

Autopistas y autovías

Una vez colocados los radares de tramo en los subterráneos, Tráfico también ampliará su instalación en autopistas, autovías e incluso carreteras secundarias. Algunos de los lugares en los que la Jefatura de Tráfico de A Coruña prevé demandar la colocación de los nuevos dispositivos de control de velocidad son la autopista de A Coruña-Carballo (AG-55), la AP-9 y la autovía de O Barbanza.

El único requisito insalvable para Tráfico a la hora de decidir la ubicación de estos nuevos radares es que se trate de un recorrido que no tenga salidas, ya que de lo contrario no se podrá controlar la velocidad media de los vehículos que circulan en ese tramo. Aunque la DGT no descarta su instalación en carreteras convencionales, los responsables de Tráfico en la comunidad reconocen las "dificultades" que supondría ya que se trata de vías con muchos enlaces de entrada y salida.