-La Xunta asegura que no pretende perjudicar al caballo gallego con su proyecto de decreto. De hecho, alega que se apoya y protege al caballo de pura raza gallega.

-Es importante diferenciar entre el caballo de pura raza gallega, doméstico, del garrano. Está bien que se proteja una raza, pero los garranos, los ponis que viven en los montes gallegos, son diferentes. Yo les prefiero llamar garranos, un término celta que se usa también en Portugal.

-¿Qué los hace especiales?

-Son animales característicos con diferencias morfológicas claras del resto de equinos. Están aquí como un remanente de la fauna del pleistoceno que sobrevivieron hasta hoy. Y pasaron completamente desapercibidos y despreciados porque en el siglo XIX los tacharon de animales horrorosos. Tanto es el desprecio y descuido que no se conocen fuera. Sí los portugueses, a pesar de que en Galicia tenemos una población diez veces mayor.

-Para el Gobierno no se trata de animales silvestres...

-Pero lo son, sobreviven en un ambiente hostil en el que no puede sobrevivir el caballo doméstico. Su valor natural fue totalmente olvidado, cuando se trata del valor natural de Galicia sin duda y, posiblemente, de la Península, incluso antes que el lince. Desde aquí salieron a las Islas Británicas, todos los ponis de la Europa Atlántica descienden de estos, a diferencia de lo que ocurre con otras poblaciones de caballos que viven en libertad y son descendientes de cimarrones, es decir, de caballos que en su día fueron domésticos, como ocurre con los mustangs en Estados Unidos.

-La Administración argumenta que tienen propietarios.

-Es cierto que tienen un régimen de explotación. Era un sistema tradicional y por eso tal vez sobrevivieron, porque producían una rentabilidad. Antes las crines tenían un valor muy alto, aunque ahora ya no por las fibras sintéticas. También se usaban como animales de trabajo y como vientres de cría para obtener mulas. Y como están acostumbrados a un ambiente hostil, cuando no eran necesarios se soltaban una temporada larga para no tener que mantenerlos. Es un sistema de explotación similar al que realizan los indios con los guanacos en América, porque también bajan a estos animales una vez al año para cortar la lana. Pero son silvestres porque nadie les presta atención, y ahora quieren convertirlos en animales domésticos y que sean iguales a la raza inventada. Son salvajes, yo trabajé con ellos entre 4 y 5 años y doy fe de que su manejo es complicado porque son fuertes.

-Además, resalta usted la vinculación que tienen con el lobo.

-Nuestros garranos salvajes, que se alimentan de tojos, ningún otro caballo lo hace, y precisamente es la razón de que vivan hasta hoy, evolucionaron paralelos a la población de lobo, que también es nuestra, porque también existen diferencias en el lobo del noroeste ibérico, que es proporcionalmente más fuerte que lo que le correspondería. Eso puede ser debido a su relación con los garranos, porque un potro de cinco o seis meses puede superar los 150 kilogramos de peso.

-La Sociedade Galega de Historia Natural afirma que el decreto que prepara la Xunta acabará con estos caballos en libertad.

-Lo que van a hacer es acabar con ellos. Es como si quisieran que a los jabalís se les pusiera microchip. Es absurdo. Son iguales a jabalíes y a corzos y así hay que tratarlos. Y que se hiciera de ellos una explotación tradicional debería ser motivo de orgullo para nuestra cultura. No pueden ser tratados como ganado doméstico. Desde el punto de vista económico, supone extinguir a estos animales. Es triste, porque en Portugal se valoran muchísimo y se conocen fuera, mientras que aquí se quieren exterminar.

-¿Qué debería hacer el Ejecutivo autonómico, a su juicio, para proteger a estos animales?

-Las autoridades deben caer en la cuenta del valor natural de estos animales y sacar una ley de protección de esta población que es única. Hay que reglamentar su manejo y evitar la contaminación genética. Se trata de un patrimonio único. Conservar el garrano doméstico también está bien, igual que se apoya a la gallina de Mos o el porco celta.

-¿Qué población de garranos calcula usted que existe?

-Por paradójico que parezca, solo tenemos las cifras dadas por un investigador que los cifraba en 20.000, en los 70. No se sabe. Desde entonces no se hizo ningún estudio. Como se suele decir, menos mal que nos queda Portugal.