Las corrientes que componen el BNG desean un acuerdo para afrontar unidos un nuevo rumbo, pero son conscientes de que el acuerdo resulta casi una quimera, después de no ser capaces de consensuar un documento de base sobre el futuro rumbo de la formación de cara a la Asamblea Nacional de enero. En este proceso, los irmandiños de Xosé Manuel Beiras han marcado las lineas rojas irrenunciables para formar parte del BNG a partir de entonces: democracia interna. Su "refundación" permitirá acabar con la "degeneración" que ha sufrido la formación en los últimos años y evitar las "santas inquisiciones" a nivel interno.

Encontro Irmandiño ha sorprendido al presentar en la comisión redactora de las tesis políticas del cónclave de enero apenas cuatro folios con los puntos irrenunciables de su propuesta. En ellos ataca la "degeneración de la convivencia" interna en el Bloque, si bien elude responsabilizar directamente a la Unión do Povo Galego (UPG), corriente hegemónica en el nacionalismo, y a la que Beiras ha atacado en público.

Los irmandiños reivindican la recuperación del espíritu de la asamblea de Riazor de la que nació el BNG, atacan las "rutinas burocráticas" instaladas en la cúpula y reclaman el derecho a la "discrepancia pública" para evitar "santas inquisiciones" que coarten "el pluralismo consustancial" al Bloque.

Este punto evidencia la tensión existente entre los irmandiños y la UPG, a cuyos dirigentes Beiras llegó a calificar de "plantas carnívoras" en busca de su propia supervivencia. De hecho, la U propone en sus tesis que la dirección nacionalista vigile los "comportamientos desleales", en alusión a las declaraciones del exportavoz nacional.

Los irmandiños, sin asiento en la executiva del Bloque, también reclaman más peso para el Consello Nacional, la incorporación directa de los jóvenes al BNG independientemente de formar parte o no de Galiza Nova, y el recorte de personal administrativo. En este punto, elevan el tono y atacan a quienes viven de la política. "La inexistencia de un trabajo previo o una salida laboral particular prevista a los cargos institucionales no será disculpa para justificar los políticos profesionales", arremeten antes de exigir que los cargos orgánicos cuenten con "reconocimiento interno y público contrastado".

Finalmente, fijan como una necesidad en el proceso de refundación interna el acercamiento al movimiento de los indignados para iniciar el nuevo rumbo político del nacionalismo. Sus tesis chocan con la postura inicial de la UPG -que apoya al actual portavoz nacional, Guillerme Vázquez-, si bien los irmandiños renuncian a detallar el modelo organizativo que desean, frente a una U que apuesta por una bicefalia entre candidato a presidir la Xunta y portavoz nacional, al igual que el Movemento Galego ao Socialismo (MGS), y una ejecutiva con representación de todas las corrientes.

En el medio se sitúa Máis Galiza, liderada por Carlos Aymerich, quien aspira a sumarse a la corriente de Beiras para presentar una alternativa única a la UPG. Su postura más cercana a la socialdemocracia encaja más con la facción de Beiras e incluso ya ha habido los primeros acuerdos, por ejemplo, para la creación de una comisión "plural" para organizar la asamblea.

A pesar de no haber llegado a un acuerdo sobre un texto de mínimos, fuentes nacionalistas insisten en el cambio de "actitud" percibido en la UPG a la hora de aceptar la citada comisión. Las tres corrientes, más MGS, mantendrán contactos informales durante la semana para tratar de que este acercamiento, insuficiente todavía para alcanzar consenso interno, cristalice y permita escenificar en el Consello Nacional del sábado al menos la "recuperación de la confianza mutua".

En ella se marcarán las normas a seguir al no haber un texto de base de cara a la próxima asamblea. Entre ellas, se abordarán los requisitos para elegir cabeza de cartel a la Xunta, que simplemente debería concurrir en alguna de las candidaturas al Consello.