En el cuento de Pedro y el Lobo, el primero miente tantas veces sobre la llegada del animal que cuando este aparece en escena, nadie le cree. Algo así sucede en el BNG, donde la fuerza hegemónica desde 1982, la UPG, pensaba que las amenazas de abandono de la formación lanzadas desde Máis Galiza e irmandiños no se concretarían. Ahora que el goteo de bajas continúa y ambas corrientes preparan el terreno para abandonar el Bloque, la dirección nacionalista les pide que se apresuren. El portavoz de la formación, Guillerme Vázquez, apremió a los críticos a decidir su futuro ya. "Aquellos que piensen que su proyecto ya no es este, que tomen cuanto antes la decisión que tengan que tomar", espetó. El mismo día que la exconselleira Teresa Táboas oficializaba su renuncia en el Parlamento y el alcalde de Arbo reconocía que había solicitado su baja en la formación, el responsable orgánico del BNG mostraba su hartazgo ante la brecha abierta tras el resultado de la pasada asamblea, que dejó el poder en manos de la ApU, la lista auspiciada por la UPG. "El Bloque no puede estar eternamente enredado", alegó Vázquez, quien también declaró que en su formación "tiene cabida todo el que quiera estar". El foco, sin embargo, debe centrarse en atender los problemas de Galicia.

Mismo argumento utilizó la portavoz parlamentaria, Ana Pontón, que considera "legítima" la reflexión iniciada por las corrientes del Bloque, pero reclamó que "sea breve". Este domingo los irmandiños de Beiras decidirán si continúan o no en la formación, mientras Máis Galiza lo hará el 11 de marzo.

La corriente de Carlos Aymerich da por segura su marcha, presionado sobre todo por sus bases, y estudia cómo resolver la situación que se abriría en los ayuntamientos que gobierna. Su portavoz, sin embargo, confía todavía en mantener la unidad. A la decisión de sus militantes de +G de O Condado, adelantada por este diario, de renunciar a presentar candidatos para el Consello Nacional, el máximo órgano del BNG, se sumarán los de A Estrada-Deza, A Montaña, Lugo y Muros-Noia. Además, en Agolada ocho de los diez miembros de la agrupación local se dieron de baja en el BNG, lo que obligó a disolverla.

El primer alcalde, aunque no es miembro de +G, en solicitar su baja como militante ha sido el de Arbo. Xavier Simón confirmó ayer su decisión "personal", que se concretará cuando se constituya el consello comarcal. Garantiza la estabilidad de su ejecutivo -un pacto entre BNG e independientes- y asegura que no se plantea su integración en otro partido "aún".

No será la última baja. Además de la huida de militantes de base molestos por el resultado de la asamblea, también estudia su renuncia Antón Pérez Lema, exmiembro de Máis Galiza y exsecretario xeral de Relacións Institucionais con Quintana en el bipartito. "No estoy a gusto en el Bloque, quiero dejar pasar un tiempo para ver cómo implementa la dirección actual su línea política, pero soy pesimista", indica. "El BNG ya no es la casa común del nacionalismo", lamenta antes de asegurar que "existe espacio electoral en Galicia para otro partido nacionalista", aunque rechaza estar participando en su creación. Su más que probable baja se uniría a la de el exsenador Xosé Manuel Pérez Bouza, que estudia también dejar el Bloque.