Mariluz Álvarez, vecina de la parroquia de Gargamala, en el concello de Mondariz, creyó que moriría abrasada entre las llamas después de que el fuego rodease el miércoles su furgón en medio de la carretera que une la parroquia de Frades con la suya.

Esta repartidora de bollería regresaba a casa del trabajo y circulaba detrás del vehículo de la Guardia Civil cuando el fuego cruzó la vía a su paso dejándola sin visibilidad. "Me vi acorralada, parecía un infierno, fue horrible" recuerda aún asustada. Al ver que el furgón no les seguía, los agentes de la Guardia Civil penetraron a través del humo para rescatar a Mariluz. Una vez que la sacaron del vehículo y la pusieron a salvo, trataron de recuperar el furgón pero fue imposible. Ya estaba rodeado de llamas. "Me salvaron de morir abrasada, gracias a ellos estoy viva, se arriesgaron muchísimo por mí y solo por unos segundos, me salvé" relata Mariluz Álvarez.

Una furgoneta de reparto calcinada, una casa abandonada quemada y cerca de 170 hectáreas de monte arrasadas por el fuego son el resultado del incendio forestal que asoló las parroquias del norte de Mondariz desde las cuatro de la tarde del miércoles hasta las seis de la madrugada de ayer, cuando pudo darse por controlado.

De "acto terrorista" calificó el alcalde de Mondariz, Julio Alén, este incendio, que se sospecha, por su evolución, que fue provocado. Sus 17 focos obligaron a movilizar tres técnicos, siete agentes forestales, diez brigadas, cuatro motobombas, tres palas, cuatro helicópteros, cuatro aviones, personal de Protección Civil y efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME).