Aunque decir que en Galicia hay tantos modelos de recibo del agua como concellos sería una exageración, lo cierto es que sí existe una gran diversidad en los sistemas de tarificación que aplica cada municipio. Hace unos meses, la Consellería de Medio Ambiente intentó hacer un estudio global sobre los recibos del agua para determinar dónde radicaban las principales diferencias y cuál era la tendencia mayoritaria en Galicia. Su iniciativa tuvo escaso éxito y al final fueron pocos los concellos que respondieron aunque en cualquier caso la encuesta sirvió para confirmar que existe una gran heterogeneidad en la estructura tarifaria del agua.

La Xunta reconoce que no es posible pretender aplicar una única tarifa en los 315 ayuntamientos, entre otras cosas porque "el coste de prestar este servicio es diferente" en cada concello, como explica el director de Augas de Galicia, Francisco Menéndez. Pero también defiende que la heterogeneidad actual no es justa para el consumidor, porque ni penaliza al que más derrocha ni tampoco premia al que opta por hacer un consumo más racional y responsable.

Esta disparidad de sistemas de tarificación se ve claramente en las siete ciudades gallegas, que utilizan recibos de agua muy diferentes por los conceptos de facturación (depuración, basuras...), por la periodicidad de los recibos (bimensual o trimestral) y, por supuesto, también por el precio del metro cúbico. La principal conclusión es que a pesar de tener puntos en común (todas las urbes aplican tarifas diferentes por tramos de consumo) también presentan importantes diferencias que explican por qué en ciudades como Vigo una familia puede estar pagando más del doble que otra con el mismo consumo en Ourense. Algo que desde la Xunta no ven justificado."Realmente no tiene por qué pagar más del doble por el agua un usuario de Vigo que otro de Ourense", razona Menéndez.

Pero en la práctica ocurre así. Por un consumo normal -que según los criterios de la Xunta se situaría en 10 metros cúbicos al mes para un hogar de tres miembros- los usuarios pagan mensualmente 8,20 euros en Ourense (la ciudad con el agua más barata en este caso), 11,30 en A Coruña (que aplica una tarifa intermedia) y 18,30 euros en Vigo (la más cara). Estas diferencias de precio se explican, en primer lugar, por la existencia de consumo mínimo o no. La ciudad olívica es la única de las tres que incluye este criterio en el recibo del agua de modo que los vigueses pagan siempre como si gastasen 15 metros cúbicos, aunque no lo hagan. Francisco Menéndez explica, además, que en el caso de Vigo el consumo mínimo "es tan alto" que incluso disuade del ahorro. Por ello, a pesar de tener una tarifa más cara a partir de 15 metros cúbicos, ésta en la práctica casi no se aplica. "Consumir agua por encima de esa cantidad sería casi un derroche", explica Menéndez.

También Santiago, Ferrol y Pontevedra tienen consumo mínimo aunque mucho menor que el del Concello vigués -10 metros cúbicos en los dos primeros casos y 7,5 en el tercero-. Y salvo en el caso de la ciudad departamental, Santiago y Pontevedra están entre las ciudades donde los consumos más altos también pagan más: 17,49 y 19,93 euros, respectivamente.

Con las estructuras tarifarias vigentes en las siete ciudades, sin embargo, acostumbrarse a cerrar el grifo puede suponer también un notable ahorro económico. Es el caso, sobre todo, de Ourense, Santiago y Lugo, tres concellos en los que reducir el gasto mensual de 15 metros cúbicos a 10 pemitiría a una familia rebajar su factura entre un 39,4% y un 34,9%. Un esfuerzo que la Xunta ve "asumible" para una familia de tres miembros.