Desde su llegada a San Caetano la Xunta de Feijóo trabaja con el objetivo de reducir el consumo de agua de las familias e inculcarles hábitos más racionales y sostenibles. En esta dirección van la Lei de Augas de 2010 y el nuevo canon que desde este verano penalizará a los usuarios que más gasten. Pero la gestión y el suministro del agua es una competencia local y sin la suma de los concellos el reto parece inviable. Para ello, Augas de Galicia contactó hace unos meses con la Federación Galega de Municipios de Provincias para tratar de consensuar unos criterios homogéneos en la tarificación del agua que puedan servir "de referencia" a todos los concellos.

Aunque son las administraciones locales las que tienen la última palabra, la apuesta de la Xunta es clara: eliminar los consumos mínimos, porque disuaden del ahorro ya que el usuario paga siempre lo mismo utilice esa cantidad de agua o no; e incorporar tarifas progresivas para que a mayor consumo, haya un mayor coste. "El gran reto que tenemos es conseguir homogeneizar los criterios de la factura del agua", explica Francisco Menéndez, director del ente público Augas de Galicia. Y es que lo que pagan los vecinos de cada concello por este servicio normalmente tiene poco que ver con lo que pagan en el municipio de al lado, y no solo por el importe sino también por los conceptos que se le facturan a unos y a otros no. "Existen grandes diferencias en Galicia en la estructura tarifaria del agua que aplica cada concello: importes, periodos de facturación, conceptos, consumo mínimo o no... Pero en general hay una tendencia. Cuanto más grande es el ayuntamiento más se ajusta a cobrar por lo que se consume de verdad, y cuanto más pequeño, más se tiende a fijar una tarifa única y a simplificar mucho más el recibo", explica Menéndez.

Esta diversidad de criterios no facilita las comparaciones entre los sistemas de facturación de las distintas localidades y en opinión del presidente de Augas, "no es justa" para los vecinos. Así, argumenta que el recibo del agua se está utilizando incluso entre ayuntamientos limítrofes "para competir" y a modo de ejemplo explica que "para algunas empresas el precio del agua puede ser determinante" a la hora de decidir dónde instalarse. "No es justo y hay que evitarlo. Y eso puede hacerse con unos criterios de facturación homogéneos", razona.

Con este objetivo, Xunta y Fegamp ya han mantenido una primera reunión y tienen previsto seguir negociando juntas para "tratar de establecer una estructura tarifaria de referencia a la que puedan acudir los concellos", como explica Menéndez. Y aunque los concellos aplican criterios diferentes a la hora de cobrar por el abastecimiento de agua, la Xunta tiene claro que el recibo de referencia no debería fijar consumo mínimo, tendría que apostar por tarifas diferentes en función del agua utilizada (más cara a mayor consumo) y cobrar por conceptos claros y homogéneos "porque el consumidor tiene derecho a saber por qué le cobran".

En todo caso, Menéndez aclara que la idea no es "fijar una tarifa única" para el agua porque, aclara, el coste de este servicio es muy diferente en cada municipio y debe ser cada uno el que le ponga precio.

La Xunta insiste en que en lo que se refiere a la gestión de la factura del agua cada concello tiene plena potestad pero sí tiene intención de ejercer sus competencias normativas.