La subida de la Autopista del Atlántico a partir de la medianoche de hoy en un 7,5% provocó ayer el rechazo tanto de la Xunta como del Bloque por el impacto que tendrá para los ciudadanos. Desde el Ejecutivo gallego, el conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, reconoció que "no es una buena noticia" pero responsabilizó de esta nueva subida (la segunda en 2012 y a la que se sumará en septiembre otro 3% para adaptar los precios al nuevo IVA) al "déficit heredado" del Gobierno socialista.

Audasa y la mayoría de concesionarias de autopistas estatales justifican la revisión de sus tarifas en un acuerdo del Ejecutivo central del 13 de julio por el que se deroga el pago anual a estas empresas de un 7% de sus beneficios para compensar la bajada de tarifas en ese mismo porcentaje pactada en 1999. El Ministerio de Fomento comunicó el pasado viernes a las concesionarias de las diferentes vías la orden por la que fija las tarifas máximas.

Rueda aseguró que aunque para el Ejecutivo estatal "esta medida no fue fácil de tomar", tuvo que hacerlo debido a la "situación" con la que "se encontró", y garantizó que la Xunta no tendrá que acometer subidas en sus carreteras. Además, una vez se consume el incremento de peajes, el conselleiro dijo que la Xunta exigirá "a Fomento y las concesionarias que extremen la calidad en la prestación de servicios para evitar molestias por los atascos en los peajes" en referencia a las colas kilométricas en los accesos y salidas a la playa de los últimos fines de semana.

Por su parte, el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, tildó de "atraco en toda regla" la última subida de la AP-9, al considerar que el precio por utilizar esta vía "es intolerable" y, con el incremento, "aún más".