"Será una campaña presidencialista a morir. Quizás no tenemos mucho que vender de la legislatura y en Madrid se han hecho cosas muy mal y Feijóo es nuestra principal carta. Decirle a la gente: ¿prefieres que gobierne él o Pachi Vázquez?". Esta reflexión de un veterano miembro del PP ilustra cómo será a partir de hoy mismo la estrategia de los populares para tratar de repetir victoria: vender a Alberto Núñez Feijóo como gran baza y apenas referirse a la gestión de Moncloa, cuyos ministros probablemente no se prodiguen demasiado por Galicia.

El PP se encuentra en un estado de inquietud, víctima incluso de su gusto por la austeridad que aplica ya a su optimismo. Si en 2011, Soutomaior lanzó a un partido en la cresta de la ola, este año existe el reconocimiento general de que ya no gozan de la ventaja que las urnas les daban hace meses por culpa del desgaste que sufre el Gobierno central y todo lo relacionado con el PP por culpa de los recortes y subidas de impuestos como el IVA. Un militante ilustró ayer cómo se traducirá esa situación a la estrategia electoral. "Alberto, Alberto, Alberto. ¿Quién es Fátima Báñez?", ironizó sobre la ministra de Empleo. El paro es la piedra en el zapato del partido, a pesar del "plus de resistencia" gallego que el PP gallego ha recuperado del discurso del socialista Emilio Pérez Touriño como defensa, pues el 21% de desempleo en Galicia es cuatro puntos inferior a la media estatal.

En los corrillos formados antes de que Rajoy irrumpiese entre aplausos, se reconocía cierto miedo a la "abstención de los nuestros" y a un voto de castigo de militantes que se queden en casa. "Imagínate los que son funcionarios. Yo también lo haría", comentaba entre dientes un dirigente.

Por ello, los elogios de Rajoy a Feijóo se interpretaron todavía en una clave más personalista, un rasgo definidor de la praxis política del líder del PP gallego desde que se hizo con las riendas de la formación, como evidenció la campaña de las últimas autonómicas con el lema Feij009. Rajoy acumuló piropos: "Es el mejor presidente que podía tener Galicia", "Podéis sacar pecho del Gobierno que tenéis y de vuestro presidente", "No dudo que el 21-O los gallegos te darán su apoyo mayoritario porque reconocerán tu seriedad y sensatez".

Este personalismo del jefe, como lo llaman en privado en el PP y la Xunta, podría disparar su carrera si logra ganar el 21-O, pues Feijóo se convertiría no solo en un balón de oxígeno para Rajoy hasta que en 2014 volviese a haber elecciones, sino que lo encumbraría como el único gobernante capaz de sobrevivir a la crisis. Aunque evitó hipótesis de saltos a la política estatal: "Para mí la mayor honra es presidir Galicia". En este contexto, los ataques a la situación interna de la oposición serán una constante en el plan del PP.

Rajoy reconoció ayer las dificultades del momento actual para hacerse creíble tras incumplir varias promesas electorales en sus ocho meses en Moncloa. "Nosotros no hemos provocado esto", se excusó. Pese a ello, pidió a los suyos que realicen "pedagogía", expliquen los ajustes y no se escondan. "Estamos legitimados por los votos. No va a ganar Alberto solo", advirtió.