La crisis ha hecho que los españoles se lo piensen más que nunca antes de irse de vacaciones, una decisión que está afectando particularmente a la hostelería gallega. Ningún sector se libra de la crisis, ni siquiera los alquileres de verano, muy extendidos en casi todos los municipios costeros y una opción a priori más barata que un hotel u otro tipo de alojamiento. Pero según la encuesta Familitur del Instituto de Estudios Turísticos (IET) que analiza los movimientos de los españoles en sus vacaciones, los alquileres de viviendas turísticas en Galicia se desplomaron un 63% desde el inicio de la crisis. Así, si hace cuatro años este tipo de alojamiento acaparaba 1,94 millones de los viajes que se hacían a la comunidad, el año pasado la cifra se redujo a 719.809.

Es un fenómeno común a toda Galicia, como reconocen los hosteleros consultados, y que obedece a un doble factor: la caída de la demanda y un exceso de oferta no reglada. Según los datos de Familitur, los 8,65 millones de viajes de españoles a Galicia contabilizados en 2008 se redujeron el año pasado a 7,56 millones y los turistas que vinieron, además, se decantaron por opciones más baratas que los alquileres o los hoteles, el otro sector que ha perdido más terreno desde 2008, con una caída del 7,8%.

La crisis ha hecho que los turistas españoles se decanten cada vez más por opciones baratas a la hora de tomarse unos días de descanso, pero en 2008 alquilar un piso de veraneo era la opción preferida por el 22,5% de los que viajaban a Galicia. Solo las casas de familiares o amigos superaban a este tipo de alquileres en demanda. Según Familitur, el año pasado las preferencias cambiaron y solo el 9,5% de los desplazamientos hacia Galicia tuvieron como destino un piso de alquiler.

Alojamientos más económicos e incluso con coste cero han ganado terreno entre el turismo español que acude a la comunidad. Pasar las vacaciones en segundas residencias o multipropiedades (el 22,6% de los viajes a Galicia contabilizados el año pasado optó por esta opción) o en casas de familiares y amigos (que sigue siendo la opción preferida por los españoles en el 40,1% de sus desplazamientos a la comunidad) son dos alternativas en auge y hasta los hoteles (donde se alojaron el año pasado por el 19,7% de los turistas españoles) superan ya a los alquileres de verano en Galicia.

Pero en opinión de los hosteleros hay otro factor clave para explicar la crisis del sector de los alquileres vacacionales: la competencia desleal. Y es que a pesar de tratarse de un fenómeno viejo, la crisis ha alimentado este tipo de alojamientos e incluso propiciado la aparición de nuevas modalidades de alquiler al margen de la legalidad. Un factor que unido a la crisis explica también la bajada de precios detectada este año, con propietarios que han tenido que rebajar hasta un 40% sus tarifas y aceptar por primera vez estancias de una semana ante la escasa demanda de pisos por quincenas o el mes entero, pese a que antes era lo habitual.

"La gente que venía a veranear a Galicia no ha desaparecido, simplemente se va a otro lado. La bolsa de alquileres oficiales baja pero sube la fraudulenta", razona Francisco Canabal, presidente de la Asociación Empresarial de Hospedaje de A Coruña que calcula que a los 700.000 alquileres contabilizados por el IET el año pasado habría que sumarles 500.000 o 600.000 arrendamientos ilegales. "La competencia desleal en los apartamentos se nota ahora mucho más porque hay gente que lo está pasando mal y la solución a veces pasa por alquilar su propia casa los meses de verano e irse a vivir con los padres", explica.

En zonas como Muxía, Fisterra, Miño o las Rías Altas se ha detectado este año un repunte de la competencia desleal en los alquileres de veraneo, un "mercado clandestino" que, según Canabal, "perjudica mucho a todos los que aún estamos vivos en este sector".

Pero también en zonas turísticas del interior, como Santiago, los hoteleros consideran que la economía sumergida y la competencia desleal van en aumento. "Nosotros siempre hemos denunciado el problema de los alojamientos ilegales y su proliferación sobre todo en los caminos. Y con la crisis recibimos aún más llamadas", explica Aser Álvarez, portavoz de la Asociación Hostelería Compostela.

Los arrendamientos de veraneo también funcionaban muy bien en las Rías Baixas, pero como reconoce José Magaz, presidente de la Federación de Hosteleros de Pontevedra, "la competencia desleal ahora es feroz". "Nunca tuvimos tantas llamadas en la federación de gente del sector quejándose de la competencia desleal, por los pisos y sobre todo por los furanchos", dice Magaz, que defiende que "cualquier persona que desarrolle una actividad económica debe pagar impuestos". En Nigrán, Sanxenxo u O Grove proliferan este tipo de alquileres y "es facilísimo" encontrar ofertas por internet. "En Nigrán yo sé de gente que alquila sus propias casas, que arregla los faiados para meter a turistas y hasta que alquila habitaciones sueltas. Este año ha sido un desmadre", dice.

Furanchos, buhardillas ilegales, particulares que alquilan habitaciones en sus casas de veraneo... Al turismo gallego no dejan de crecerle los problemas y en tiempos de crisis la competencia desleal se ha convertido en uno de los más importantes, por lo que el sector exige soluciones. La Xunta impulsó el año pasado un decreto que regula y pone orden a los alquileres de veraneo. Según la nueva norma, los pisos, casas y apartamentos arrendados "por motivos vacacionales o turísticos" deberán solicitar la correspondiente clasificación, hacer una declaración responsable de inicio de actividad y cumplir requisitos, como limitar el alquiler "a un máximo de dos meses" o ceder el inmueble "en su totalidad". Pero aunque el sector aplaude la medida como "un primer paso", denuncia que no basta para "evitar la picaresca" y exige "mano dura" para perseguir prácticas como ésta o la de los furanchos (bajos de casas particulares en los que se sirve alcohol y comida a precios muy bajos). "Hay que inspeccionar mucho más. Dicen que tienen pocos medios pero la realidad es que basta con entrar en internet para saber dónde están", denuncia José Magaz, que agradece el "apoyo de Turismo" pero ve necesaria la implicación de otros departamentos. Con todo, Francisco Canabal, de Hospeco, detecta un "mayor esfuerzo" de la Xunta este año para perseguir la competencia desleal. "Se han dado cuenta de que hay que tomar medidas porque el tema es muy grave. ¿De qué sirve tanto control sobre hoteles, hostales y demás si a las viviendas clandestinas nadie las controla?", denuncia el empresario, que cree que este mercado clandestino perjudica al sector pero también a Hacienda.