Mario Conde se presentará a las elecciones autonómicas como candidato a la Xunta por el partido Sociedad Civil y Democracia (SCYD) y lo hará por Pontevedra, después de que los 600 asistentes ayer al congreso de la formación en Santiago lo avalasen solo con su aplauso para optar al puesto. El objetivo del exbanquero de Tui es "agitar conciencias" y "cambiar el sistema desde dentro" para evitar que la sociedad esté en manos de la "casta" en que se han convertido los políticos. Para ilustrar su pensamiento, Conde acudió a un artículo de la Constitución de Cádiz de 1812, que reza que se evitará que "la nación española no vuelva a ser jamás propiedad de una familia". "Ahora es en gran parte propiedad de una familia política y queremos que sea de todos", arengó a los asistentes antes de confirmar su salto político.

La formación (que convocó esta consulta debido al adelanto electoral pues su congreso constituyente se celebrará el 6 de octubre) colocó todos los focos sobre Conde a pesar de las intervenciones de un ama de casa, un joven en paro, el catedrático Dalmacio Negro o el presidente de SCYD Daniel Movilla. El empresario afincado en un pazo en A Mezquita, al que llegó gracias a la mediación de la familia Baltar, llamó a una rebelión pacífica para retomar el control de la sociedad, donde "las castas siempre dominan la escena", dijo en alusión a la clase política. "No queremos ser como ellos, sino que ellos sean como nosotros", justificó.

Conde, que subió al estrado entre algún grito de "¡presidente, presidente!", mostró la experiencia escénica que ha ido acumulando en los últimos años como comentarista en televisión. Prescindió del atril, agarró el micrófono para desplazarse por todo el escenario y combinó las anécdotas personales con los puntales de su ideario durante casi 50 minutos. "Cuando pillo el micrófono tengo más peligro...", ironizó ante un auditorio en el que destacaban figuras como José María Hernández Cochón, exconselleiro de Fraga, la presidenta de Galicia Bilingüe, Gloria Lago, Sinaí Jiménez, del colectivo gitano y la asociación de vendedores ambulantes, o el escritor Alfredo Conde.

El que fuera icono de los ejecutivos desde finales de los 80 hasta su caída y posterior ingreso en prisión en los 90 no rehuyó su pasado, sino que se situó como víctima del poder establecido y señaló su experiencia como un aval. "Yo estaba allí, sé cómo son las relaciones con el poder y quién te llama cuando presides un banco. Sé cómo funcionan los partidos, pero no porque me lo hayan contado, sino porque estaba allí, llegué con 39 años", recordó sobre su etapa en Banesto. "Nos criticó el Banco de España por prestar demasiado a las empresas", recordó.

Conde preguntó "qué institución funciona bien" para poner en solfa su paso por prisión y puso como ejemplo el caso Bolinaga. "Cuando los tribunales por razones políticas son capaces de excarcelar a un etarra, no será mucho más fácil para ellos, por razones políticas, condenar a un inocente", se preguntó sobre su caso y para ilustrar el "fallo multiorgánico" de las instituciones. También prometió hablar durante la campaña de "las preferentes, las cajas gallegas o la TVG". "Éramos ricos. ¿Cómo es posible que se haya destrozado todo ese dinero? Yo lo sé, pero lo hablaremos en campaña", dijo sobre la crisis el día en que se cumplían cuatro años de la quiebra de Lehman Brothers y tras criticar la "avaricia" de la especulación inmobiliaria en el país.

También lanzó un dardo a Feijóo. "Tocaremos la mentira de la Xunta y cómo quiebran empresas porque no les pagan", denunció tras criticar que presente una cifra "muy bonita" de déficit a cambio de no abonar facturas. "Estamos engañados", proclamó. Minutos antes, aseguró que le "gusta" el reto de concurrir por Pontevedra, por donde también lo hará Feijóo. Conde dio por ganada la batalla al lograr "agitar conciencias", aunque no logre ver el resultado final como quienes ideaban una catedral en la Edad Media sabiendo que no la verían acabada.