El tan esperado contrato lácteo entre productores y industria será obligatorio a partir del próximo miércoles. Pero no en las condiciones que habían exigido los ganaderos para salvar un sector al borde de la quiebra por los bajos precios de la leche y los elevados costes de producción. Ningún ganadero podrá vender leche a partir de la próxima semana sin antes firmar un contrato con la industria, según el real decreto del paquete lácteo aprobado ayer por el Consejo de Ministros.

Sin embargo la iniciativa puesta en marcha por Ministerio de Agricultura se ha topado con el rechazo de las organizaciones agrarias, que advierten de que no suscribirán contrato alguno con la industria si no fija un precio que cubra los gastos. Según datos del departamento que dirige Miguel Arias Cañete, el coste de producción es de 36 céntimos por litro, una cifra muy superior a los 28 céntimos que cobra en la actualidad un ganadero gallego frente a los 33 que perciben en Asturias o los 36 en Francia o Alemania. De no llegar en los próximos días a un acuerdo sobre el precio de la leche -el real decreto lo deja en manos de la industria y los productores-, el sector amenaza con llevar a los tribunales a la industria por "abuso de posición dominante" y también al Ejecutivo central por "cómplice", según avanzó ayer el secretario xeral de Unións Agrarias, Roberto García.'

"Si no sabemos cuánto nos van a pagar. ¿Cómo vamos a firmar un contrato de un año? No es viable un acuerdo por debajo de los precios de los costes de producción", apuntó Roberto García, que vinculó el precio a las zonas y el precio del pienso. A la espera de una respuesta por parte del Gobierno, y de la industria las organizaciones agrarias llaman a los ganaderos a boicotear el paquete lácteo si los contratos no les permiten hacer frente a los gastos de la materia prima. De lo contrario, auguran, cientos de explotaciones tendrán que echar el cierre debido a la "dramática" situación en la que se encuentran. A la caída de precios que se empezó a detectar a mediados de 2011 y se agravó en 2012 -con un descenso acumulado del 10% en Galicia- se sumó el incremento de los costes de producción, derivado del encarecimiento del gasóleo y de la electricidad, pero sobre todo, del precio de los piensos.

Para el sector, los contratos lácteos no garantizan por sí solos mejores precios ni la salida a la crisis que amenaza con el cierre a miles de explotaciones. Y por ello, las organizaciones agrarias reclaman que se suspenda la aplicación del contrato obligatorio hasta que se logre un acuerdo sobre los precios, referenciados a los costes de producción del ganadero, porque de lo contrario, a su juicio, se daría un herramienta a la industria para "perpetuar valores abusivos". "Es un cheque en blanco legal para la industria, los contratos pueden ser una nueva arma en manos de la industria para perpetuar la compra ilegal (a precios por debajo de mercado)", censura el secretario xeral de Unións Agrarias al tiempo que recuerdan la investigación abierta por la Comisión Nacional de la Competencia a la industria láctea por reparto de ganaderos y pactos en el precio de la leche.

"Si el Gobierno no hace algo, se estará obligando al ganadero a firmar un contrato a precios de ruina", denuncia el portavoz de Agricultura del PSOE en el Congreso, Alejandro Alonso.

Pese al rechazo de los ganaderos al paquete lácteo aprobado ayer por el Gobierno y las críticas de la oposición, el ministro de Agricultura tiene intención de firmar hoy mismo con la industria, la distribución y los productores el protocolo con el que -asegura- mejorará la comercialización de la leche. Con el objetivo de equilibrar la cadena de valor, se autoriza a las organizaciones de productores para poder negociar de manera colectiva en nombre de sus asociados los términos de los contratos, incluido el precio.

"Supone un importante avance para mejorar la posición negociadora de los productores en la cadena de valor, que podrán concentrar la oferta de su producción y negociar conjuntamente con el siguiente eslabón de la cadena", señala el Gobierno.