Buscar un refugio para el Prestige tras su accidente el 13 de noviembre de 2002 en lugar de alejarlo a 130 millas de la costa habría evitado según varios peritos el desastre del día 19 que tiñó de negro 3.000 kilómetros desde la desembocadura del Miño hasta el litoral francés. El ingeniero naval Bernard Parizot declaró ayer por videoconferencia desde Francia en el macrojuicio que se celebra en A Coruña y aseguró que si se hubiese abrigado el buque en un puerto refugio en lugar de llevarlo rumbo noroeste como ordenaron las autoridades marítimas españolas habría aguantado meses. El día anterior, el perito Felipe Louzán situaba Corcubión como la mejor opción para salvar el petrolero.

Al contrario que otros peritos que declararon hasta ahora en el juicio, Parizot explicó que la estructura del Prestige estaba bien y "sin elementos de corrosión importantes", aunque no descartó que la debilidad estructural pueda ser una de las posibles causas del accidente. En su declaración añadió como otras opciones los golpes de mar o las condiciones del buque. En su opinión en la avería del Prestige pudo influir que durante la operación de alejamiento del barco se viera sometido a "esfuerzos más allá de los límites", una situación en la que también tuvieron que ver -afirmó- los golpes de mar o la entrada de agua en los tanques. Tampoco le parece descabellada la hipótesis del capitán y el jefe de máquinas, ambos imputados en la causa, sobre una ola gigante, ya que según apuntó las condiciones meteorológicas adversas pudieron afectar a la resistencia del buque.