Xavier Vence medita contra reloj dar el salto a la primera línea de la política. De las bambalinas y las reuniones teóricas para preparar programas electorales y propuestas económicas, a ser el rostro orgánico del BNG en sustitución de Guillerme Vázquez. El catedrático de Economía en la Universidade de Santiago, sin embargo, mantiene su deseo de compatibilizar su trabajo académico con sus tareas como portavoz nacional. "Estoy en un proceso de reflexión", se limita a responder Vence sobre su decisión.

La fecha límite para despejar si el profesor nacido en Rodeiro en 1961 será el nuevo líder del Bloque finaliza mañana por la tarde, cuando se vuelva a reunir la comisión de listas del BNG. Si Vence acepta, su nombre será propuesto como portavoz para la próxima asamblea nacional del 17 de marzo. Si no lo hace, la cúpula frentista deberá buscar otro candidato bien en la primera terna, en la que a él se unían los diputados Francisco Jorquera -que se ha descartado- y Carme Adán, bien en la segunda fila y apostar por la sorpresa. Las fuentes nacionalistas consultadas consideran que la UPG, corriente dominante en el Bloque, será capaz de convencer a Vence.

La U pretende situar a alguien sin experiencia al frente del BNG para ofrecer una imagen de renovación, que además permitiría mantener una bicefalia con el portavoz parlamentario, Jorquera, como marca diferenciadora de la formación. Además, evitaría que alguien con carné de la UPG alcanzase el puesto y permitiese amplificar las críticas a que domina la organización frentista tras los adioses producidos después de la asamblea de Amio del año pasado.

Fuentes de la UPG consideran que en un momento como el actual su "solvencia intelectual" y conocimientos académicos supondrá un plus al puesto de portavoz nacional, además de considerar que genera un "respeto" generalizado.

Vence está relacionado con dos de los más insignes miembros de la realeza nacionalista, pues fue alumno de Xosé Manuel Beiras en Económicas y está casado con la hija de Camilo Nogueira. Tras el desplome electoral del Bloque en octubre, cuando perdió cinco escaños, apostó por tender puentes con el primero, del que aplaudió su "intuición" para capitalizar el descontento social con la coalición AGE y se mostró claramente a favor de "reunificar el nacionalismo de izquierdas, su militancia y su electorado" según escribió en el semanario Sermos Galiza.

Sin embargo, después participó activamente, sobre todo en el apartado económico, en la elaboración del relatorio que el BNG pretende aprobar en su cónclave, donde se marca distancias con AGE, donde coinciden Anova y Esquerda Unida, con una visión esta última alejada del nacionalismo.