Ascienden a 80 los fallecidos y más de un centenar de personas han resultado heridas -entre 10 y 20- se encuentran en estado grave- tras descarrilar a pocos kilómetros de Santiago el tren Alvia que cubre la ruta entre Madrid y Ferrol y en el que viajaban 220 pasajeros. Adif abrió ya una investigación para esclarecer las causas del siniestro. Se trata del primer accidente mortal en una línea de alta velocidad.

El delegado del Gobierno en Galicia, Samuel Juárez, aclaró no que se descarta ninguna hipótesis pero que "no hay indicios de que haya sido una causa externa" en alusión a la posibilidad de que hubiese sido un atentado coincidiendo con el Día de Galicia. Las primeras hipótesis apuntan que el accidente pudo deberse a un exceso de velocidad.

A última hora de ayer aún estaban identificando los cadáveres y aún no se había podido acceder a tres de los vagones que quedaron totalmente destrozados, lo que podría incrementar la cifra inicial de muertos. Un total de 111 heridos, sin embargo, ya habían sido identificados de madrugada aunque todavía se desconoce el nombre de entre 15 y 20 que, por estar inconscientes o no llevar documentación encima, seguían sin conocerse su identidad.

Los cadáveres se trasladaron al pabellón Multiusos do Sar en Santiago, mientras que se habilitó en San Lázaro otro punto de información para atender a los familiares de las víctimas y prestarles atención psicológica.

El Alvia, de trece vagones, descarriló en una curva a solo 4 kilómetros de Santiago, en la parroquia de Angrois. El tren se partió en tres y uno de los vagones saltó por el aire diez metros e incluso superó el talud que separa las vías del tren impactando contra un palco de la música. La cola del tren quedó totalmente destrozada. El último convoy del tren montó por encima de otro y la maquina de cabeza terminó ardiendo. "Fue un descarrilamiento muy grave y muy violento", describió el delegado del Gobierno, Samuel Juárez.

Tras el accidente se desplegaron en la zona efectivos de la Policía Nacional -se movilizaron en la zona unos 320 agentes-, además de miembros de Protección Civil y servicios sanitarios. Desde el 112 se movilizaron bomberos de Santiago, Boiro, Ordes, Arzúa, Santa Comba y Deza. También acudieron agrupaciones de voluntarios de Protección civil de A Estrada, Teo y Padrón. En la zona se instaló un puesto de mando avanzado de la Policía Autonómica. Además numerosos profesionales sanitarios que se encontraban fuera de su horario laboral en la ciudad o en localidades próximas acudieron al lugar del siniestro para prestar su ayuda así como al Hospital Clínico de Santiago.

Los propios vecinos de la parroquia compostelana ayudaron en las tareas de rescate, muchos llevaron mantas y se prestaron a trasladar en sus propios vehículos a los heridos al hospital.

A última hora de ayer los efectivos aún trabajaban en la excarcelación de los pasajeros del tren siniestrado. Una grúa gigante se trasladó al lugar del siniestro para mover los restos de los vagones, entre los que se encuentran todavía personas atrapadas.

En el lugar del siniestro se personaron múltiples autoridades, desde el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el líder del Bloque, Francisco Jorquera, el secretario xeral del PSdeG, Manuel Pachi Vázquez, la ministra de Fomento, Ana Pastor, así como el delegado del Gobierno, entre otros. El Rey llamó también por teléfono al jefe del Ejecutivo gallego para interesarse por el siniestro.

Tras atender a evacuar a los heridos y trasladarlos al hospital, la prioridad era identificar los cadáveres. Muchos familiares aún desconocían ayer si alguno de sus parientes se encontraba entre las víctimas del siniestro, el peor de la historia en Galicia y el más grave del mundo este año.

Para proceder a la identificación, según explicó el presidente del Tribunal Superior de Xustiza, Miguel Ángel Cadenas, se han movilizado todos los medios judiciales: hay un juez de guardia, jueces de apoyo y secretarios. Un equipo de seis especialistas de la Policía Científica de Madrid llegó ya a Santiago de Compostela para colaborar en las tareas de identificación.

En el edificio Cersia que la Xunta habilitó para atender a los familiares se preparaba un listado para recabar los datos de posibles víctimas con el fin de facilitar las labores de identificación.

Según informó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a última hora la cifra de víctimas era de más de 60 personas y un centenar de heridos, de los cuales entre 10 y 20 se encuentran en estado de extrema gravedad. Otras 111 están heridos pero fuera de peligro. Algunos de los pasajeros salieron ilesos o con apenas unas magulladuras. Tres de ellos, por ejemplo, pudieron salir del convoy por su propio pie y marcharse a sus casas.

Camiones laboratorio de la Policía Nacional se dirigían a última hora de ayer a la zona del accidente para colaborar en los análisis. Aunque todavía se está inspeccionando la zona, la hipótesis más probable apunta a un exceso de velocidad. El secretario xeral del PSdeG, Pachi Vázquez, informó ayer desde el lugar del accidente que, según le habían informado fuentes oficiales el tren circulaba a 200 kilómetros por hora en una zona donde debería haberlo hecho a 80 kilómetros por hora. Aún así Renfe advierte que hasta que puedan ver los registros de la caja negra no podrán confirmar las causas del accidente.