Los acantilados que desafían los abismos marinos se suceden de Cedeira a Ortegal en uno de los paisajes litorales más impresionantes de Galicia, donde surge la magia de Teixido.

Es uno de esos paisajes que no se olvidan. Cuenta la leyenda que aquí siempre se vuelve, ya sea de muerto o de vivo. A doce kilómetros de la hermosa villa de Cedeira se encuentra San Andrés de Teixido, santuario ubicado entre la tierra y el mar al que hay que acudir al menos una vez en la vida. Este lugar mágico y de culto surge al fondo de la Serra da Capelada, que comparte el contorno de la comarca coruñesa de Ortegal y ofrece la posibilidad de contemplar la vertiginosa panorámica que se observa desde los acantilados más altos de la costa atlántica europea.

En esta tierra de rocas y de vientos, de verde y de salitre, hay caballos, cabras asomadas a los cantiles y leyendas como la de punta Gabeira, el islote que se atisba desde uno de los miradores en el ascenso a A Capelada y del que se cuenta que ahí arribó el cuerpo de San Andrés en una barca de piedra.

Siguiendo la ruta por la sierra que Turgalicia coloca en el 'top ten' de los lugares únicos gallegos aparece el mirador de Vixía Herbeira, que da nombre a una garita homónima de la que se cree que fue antigua torre de vigilancia del siglo XVII para defender la costa de los piratas. Hacia el este, hasta el mismo cabo Ortegal y durante más de diez kilómetros, continúa una sucesión de impresionantes acantilados.

Teixido pertenece a Cedeira, hermosa villa de origen medieval que tiene en el Fuerte de la Concepción uno de sus miradores. Tras el paseo por la localidad es obligado subir a San Andrés, visitar al apóstol, bajar a la Fuente de los Tres Cantos, coger la 'herba namoradeira' y llevarse los 'sanandreses' de miga de pan.