El alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, ha calculado que el incendio forestal de su municipio supera las 1.500 hectáreas y ha calificado la situación de "complicada"incendio forestal , puesto que aunque se ha llegado por momentos a controlar las llamas, en la zona hace mucho calor y viento y se reproducen constantemente.

El incendio, en el que se decretó el nivel 1 por la proximidad del fuego a viviendas, tiene una superficie afectada estimada de 1.200 hectáreas, según apunta el último parte de la Xunta.

Vecinos del municipio vecino de O Rosal han combatido esta madrugada con cubos, palas y mangueras el fuego que se declaró ayer por la tarde en Oia y que, se extendió, de madrugada, a varios núcleos de población del primero de los ayuntamientos.

Tras una noche larga para los vecinos de O Rosal, que estuvieron toda la noche sin dormir, los afectados expresaron su impotencia a la hora de extinguir el fuego, que se hallaba próximo a sus casas, debido a las dificultades de controlar el mismo a causa del viento.

"Nos sentimos un poco impotentes porque el foco se apagaba y volvía a nacer", explicó en declaraciones a Efe un vecino de la zona, Aurelio Campos, que tiene una casa muy próxima a una de las zonas a las que se propagó el fuego.

A la espera de la llegada de los efectivos de Medio Rural, de la Unidad Militar de Emergencias UME, y de los ayuntamientos, los vecinos relataron que empezaron a trabajar en su extinción para evitar que llegase a sus casas.

Desde primera hora de la madrugada, el rápido avance del incendio, explicó Campos, les obligó a actuar "con palas", mangueras y todo tipo de herramientas, e incluso estuvieron mojando con agua las viviendas, para evitar males mayores.

Otra afectada, Olivia Lorenzo, vecina del pueblo de Martín, en O Rosal, explicó que la situación se vivió con mucha preocupación, en todo el entorno del molino de Fulón y Picón, donde aún se pueden ver núcleos cercados por el humo.

Según relataba esta vecina, los habitantes de esta localidad se pasaron toda la noche en la carretera a fin de evitar que el fuego se acercase a sus viviendas.

El incendio forestal, que se inició en la parroquia de Burgueira, ayer por la tarde se extendió a O Rosal y también a alguna zona limítrofe de Tomiño, según testigos.

Los numerosos medios desplazados, entre ellos más de trescientos militares de la UME, intentan todavía controlar el incendio y evitar que se propague, una tarea que está dificultando el fuerte viento del nordeste en zona.

El vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda y la conselleira de Medio Rural e do Mar, Rosa Quintana, que pasó toda la noche en el lugar del incendio, visitaron los núcleos afectado, en donde fueron desalojadas casi 200 personas.

El alcalde de Oia, Alejandro Rodríguez, aclaró que tanto la jornada de ayer como de esta madrugada se vivió con "muchos momentos de tensión, confusión y de incertidumbre" a la espera de ver cómo evolucionaba el incendio.

"Había un frente tan grande de fuego que no se podía hacer más", agravado, dijo, por "los cambios de viento", que dificultaron las tareas de control.

En el caso de Oia, aclaró que hubo "ocho viviendas" a las que les llegó el fuego "a las puertas de sus casas", y que los vecinos tuvieron que colaborar "echando una mano en todo lo que hacía falta".

Entre los principales daños, Rodríguez señaló que ardió sobre todo "arbolado y monte raso", y que resultaron afectadas "numerosas viñas, terrenos, campos de maíz y prados".

"Más de lo que ardió no puede arder", sentenció.