Un árbol navideño, con sus luces y lazos, honra en Angrois, la llamada "zona cero", a las víctimas de la tragedia del Alvia. Se cumplen cinco meses del descarrilamiento del convoy que el pasado 24 de julio truncó decenas de vidas y rompió por la mitad otras tantas.

Los vecinos de esta parroquia, en el barrio compostelano de Sar, que lleva el nombre del río que lo atraviesa, recuperan poco a poco la normalidad tras la concentración de caos y dolor en la que, sin quererlo, se vio sumido este lugar a las 20:41 de ese miércoles de verano.

Sus residentes, moradores de un núcleo pegado a las vías del tren, han sido testigos y protagonistas de un suceso que los ha convertido en noticia mundial y que quedará imborrable en sus mentes durante toda la vida.

Francisco José Garzón Amo, el maquinista, un hombre que gozaba de un expediente intachable, es ahora mismo el único imputado después de que la Audiencia Provincial de A Coruña exonerase a los miembros del consejo de administración del gestor ferroviario Adif y a los cinco técnicos responsables de la seguridad en la circulación.

El auto con el que el órgano de apelación levantó la imputación de estos cargos supuso que la instrucción judicial retornase al punto en el que se encontraba a los cuatro días del suceso, con el conductor, -que no redujo la velocidad-, acusado de un homicidio imprudente.

No obstante, no se cierra la puerta a que se siga investigando para comprobar si en ese tramo, con una reducción drástica de 200 a 80 kilómetros por hora, se necesitaban medidas adicionales de seguridad y así se determina por consenso técnico, puesto que en caso contrario tal apreciación es "prematura y carente de base suficiente".

En Monforte de Lemos (Lugo) es difícil encontrar a alguien que no se compadezca del piloto, un hombre que nació allí y del que dicen que siempre fue "divertido, alegre, responsable" y con una sonrisa perenne. Quienes lo conocen piden que se analicen bien las causas.

Él mismo, Garzón Amo, que ha dicho sentirse engañado por casi todos, confía en la investigación del magistrado instructor Luis Aláez.

Garzón recibe ayuda psicológica para superar en lo posible el trauma de un siniestro con toda su crudeza y decibelios: topetazo, luces, servicios de emergencia, gritos, llanto, muerte, incredulidad...

Esa fatídica jornada tomó el mando del vehículo en Ourense. Allí, en la estación, los pasajeros que este martes aguardaban en el andén han puesto su memoria a funcionar.

Saben que el recuerdo permanecerá ahí.

Una joven de Santiago de Compostela que cursa estudios en Ourense, Cristina Oujo, ha señalado que la casualidad evitó que hubiese cogido ese tren, el accidentado.

En la capital gallega todo estaba dispuesto para los Fuegos del Apóstol, en la víspera del día de la comunidad, que se celebra cada 25 de julio.

Al final no lo hizo, no se subió. Acabó dejándolo para dos días más tarde. Ante un televisor, pudo comprobar y ver todo lo sucedido.

"Al verlo por la tele me recorrió un escalofrío y me llegué a preguntar si realmente merece la pena coger estos trenes por viajar más rápido y no los que van más lentos", reflexiona, aún hoy, con la voz entrecortada.

Ella pide más seguridad: "No sé como lo vive el resto de la gente pero a mí me hace sentir muy insegura el estado de las vías. Todavía estoy muy afectada".

Rosa Pérez es otra pasajera que no se subió al Alvia de milagro. En sus planes estaba reunirse con los suyos para los festejos en Compostela. "Pero al final no fui, porque vino mi hija a verme", ha apuntado este mediodía antes de coger el tren, esta vez sí, para ir a Santiago.

"Toda la sociedad gallega se volcó", completa.

La plataforma de víctimas Alvia 04155 sigue demandando la constitución de una comisión parlamentaria que investigue el suceso y llevando su voz a la calle.

Marta Besada, una niña ourensana que el 24-J perdió a su hermana, Carolina, 'Lila', le ha escrito en la red social Twitter; "Por todo, y lo de siempre, te echo de menos".