¿Por qué los mayores oleajes se registran en el norte de la Península, en el Atlántico gallego y el mar Cantábrico? La respuesta que ofrece la jefa de División de Desarrollo de Redes en Puertos del Estado, Marta de Alfonso, es sencilla: por esa zona pasan "constantemente" las borrascas del Atlántico, que generan mucho viento, el responsable de todas las olas. Esta especialista explica que la energía del viento se transfiere a la de las olas y, por tanto, "cuanto mayor es la intensidad del viento y mayor es el tiempo durante el que sopla y el área en la que lo hace, mayor energía se transfiere al oleaje y mayores son las alturas que alcanzan las olas".

En el área donde se esta generando, el oleaje se llama mar de viento. Pero no se queda ahí, señala De Alfonso, sino que se va propagando y, a medida que lo hace, "envejece", que es el término que utilizan los especialistas para explicar cómo las olas "maduran". Si el mar de viento es un mar -señala- muy picado con olas irregulares, a menudo con espuma en la cresta de la ola y con un período corto -el tiempo entre una cresta de la ola y la siguiente-, a medida que se propaga "va cogiendo formas definidas" -crestas suaves- "y el período se alarga", con lo que las olas serían más pausadas. Ese sería el mar de fondo. La experta incide en que el mar de fondo es un oleaje que se genera "lejos" de la zona en la que está ubicada la boya de medición y llega hasta allí propagado, con "una cadencia larga" y tras haber ganado también altura, en general. Por eso las alturas máximas de las olas registradas por las boyas del norte "suelen ser olas de mar de fondo", indica.

Cuando las olas llegan a la costa, explica la responsable de Desarrollo de Redes, si además sopla mucho viento pueden "mezclarse" mar de viento y mar de fondo, "que es lo que normalmente ocurre en Galicia", aunque en el caso del oleaje que tan terribles consecuencias tuvo en Valdoviño "predominaba", señala, "el mar de fondo".

Además, el temporal del pasado día de Reyes venía del Oeste-Noroeste, "plenamente a impactar sobre Galicia", cuando los que azotan a la comunidad "suelen provenir", señala, del Noroeste. Eso explica por qué en cabo Silleiro se registraron mediciones de hasta 11,5 metros de altura significante. Como señala Enrique Álvarez Fanjul, jefe de Área de Medio Físico de Puertos del Estado, cuando las olas llegan a la línea de costa, "empiezan a sentir el fondo y se refractan, como la luz bajo el efecto de una lente". Por eso siempre llegan paralelas a la costa, y la mayor parte de las veces con menor energía. Al interior de una ría, por ejemplo, llegarían más "atenuadas" que a un acantilado como el del suceso de Valdoviño.