La vespa velutina nigritorax, más conocida como avispa asiática o asesina, tiene en alerta a los apicultores gallegos que ven peligrar sus colmenas, debido a que el 80% de la dieta de este insecto se centra en abejas comunes a las que caza y traslada a sus nidos. El primer ejemplar que se avistó en Galicia fue en 2012 en la localidad lucense de Burela. Y desde entonces los expertos ya han localizado una docena de nidos en la provincia de Lugo -sobre todo en A Mariña- y cinco en la de Pontevedra.

Las avispas asiáticas que tienen sus nidos en la comunidad se han adaptado a las condiciones meteorológicas de la comunidad y ni siquiera las bajas temperaturas les ha impedido seguir con su actividad. En los meses de frío, de hecho, suelen hibernar y vuelven a crear su nuevo nido con la llegada de la primavera. Pero los veterinarios de la Agrupación Apícola de Galicia tienen constancia de que los ejemplares localizados en las áreas pontevedresas de Xabarís, Goián y Baiona han salido a buscar comida en jornadas en las que los termómetros marcaban solo cinco grados.

En este sentido, la veterinaria Esther Ordóñez, destaca que en las zonas de costa, donde el clima es más suave, las abejas tienen actividad todo el año. Y según las últimas comprobaciones también la vespa velutina nigritorax, que según la experta, se están adaptando "muy rápido" al entorno, lo que podría favorecer su expansión. Desde la Agrupación Apícola de Galicia advierten a los productores de que si observan un nido que crean que puede pertenecer a estos insectos no traten de deshacerse de él, porque eso también podría provocar el efecto contrario y que se propagasen con mayor rapidez.

Por ahora no se han producido ataques a colmenas en la comunidad gallega, aunque en el norte de Portugal en algunas piqueras han impedido que las obreras, indefensas ante este insecto depredador, no se atreviesen a salir y al faltarles alimento acabasen enfermas y muertas por debilidad.

Su técnica de caza consiste precisamente en esperar ante las colmenas el regreso de las abejas cargadas de polen para capturarlas, cortarles la cabeza, las patas y el aguijón, y trasladarlas a sus nidos, unas estructuras de celulosa con forma de balón que hacen en las copas de los árboles.

Esta especie invasora, cuyo hábitat natural es China, el norte de la India e Indonesia, entró en el continente europeo a través de un cargamento de madera que desembarcó en 2004 en el puerto francés de Burdeos. En España se calcula que en diez años colonice toda la Península. En el caso de Galicia, la Xunta ya cuenta con un plan para controlar esta plaga y el tema también ha llegado al Congreso, donde se debatió los riesgos que supone para la apicultura.