El sábado 31 de marzo de 2012 quedará grabado en la memoria de los vecinos de las Fragas do Eume. Ese día, a las 15.16 horas, en la parroquia de A Capela, comenzó el fuego que durante tres días quemó más de 750 hectáreas -el equivalente a 1.500 campos de fútbol. De ellas, la mitad pertenecían al parque natural de As Fragas, el último bosque atlántico de Europa y que recibe más de 30.000 visitantes al año.

Cuando se cumple el segundo aniversario del incendio los expertos aseguran que el ecosistema está casi recuperado. Eso sí, reconocen que en esa regeneración no ha participado la mano del hombre, sino que ha sido la propia naturaleza la que la ha provocado.

Las única medidas que se pusieron en marcha nada más producirse el incendio fueron la colocación de barreras de paja en las laderas próximas al cauce del río para evitar que las cenizas llegasen al agua, la estabilización del suelo en las zonas más afectadas y la mejora de la red de drenaje. Tras esas primeras actuaciones, no ha habido más por parte de las administraciones.

Dos años después de la catástrofe, Serafín González, presidente de la Sociedad Gallega de Historia Natural e investigador del CSIC, explica que la afección del incendio en el suelo no fue muy intensa. El fuego actuó, sobre todo, sobre la hojarasca y el sotobosque. También se produjo una mortandad elevada de pequeños animales. "Algunas zonas se quedaron sin arbolado, se perdieron castaños y robles, y si eran castaños y robles de 50 años, tardarán otros 50 años en volver a tener el mismo tamaño. En el caso de los eucaliptos no hay ese problema y ya están empezando a retoñar", explica.

Miguel Anxo Abraira, portavoz de la Plataforma para a Defensa das Fragas, destaca que en estos dos años "no ha habido ninguna acción de regeneración". "El parque está abandonado y no se ha realizado ningún tipo de acción para subsanar los efectos del fuego. Ahora, donde había bosque autóctono hay eucaliptos. El incendio ha propagado los eucaliptos y están entrando en el corazón de las fragas", advierte.

Cuando se produjo el fuego, la Xunta se comprometió a poner en marcha un plan de ayudas para los afectados. Pero dos años después ese plan aún no ha llegado, según sostienen vecinos de la zona. Benjamín Modesto, alcalde de Monfero, ratifica que estas ayudas no se han producido y destaca que el parque está casi regenerado. "El estado de las Fragas es muy similar al año pasado. Todo ya está prácticamente regenerado. Hubo zonas de eucaliptos que sí se quemaron pero ya están creciendo", asegura.

Una de las demandas de los afectados es sacar la madera quemada para que no se convierta en combustible ante futuros incendios. Serafín González explica que en un primer momento hubiera sido contraproducente para el suelo que entrase la maquinaria y retirase los árboles. "Ahora ya no hay ese problema porque el suelo se ha regenerado. Es natural y beneficioso para el ecosistema que haya madera muerta, pero si hay una abundancia de madera muerta se convierte en combustible para un incendio", apunta el experto, que insiste en que "ahora sí que se debería sacar".

Sobre las medidas que serían necesarias para regenerar el ecosistema tras el incendio, Alejandro Álvarez, presidente de la Asociación pola Conservación do Ecosistema Forestal Galego (Acefga), es partidario de que en la zona donde está el bosque natural "no se debe tocar nada". "Como el fuego no afectó mucho no hay que desbrozar ni plantar nada. Mejor dejarlo como está. En cambio, en la zona de los eucaliptos sí que sería necesario retirar la madera quemada", sostiene.

Para una mejor gestión , la Plataforma para a defensa das Fragas, solicita una "deseucaliptización" de la zona y llegar acuerdos con los propietarios de las fincas. "Hay que integrarlos en la gestión del parque para que saquen algún tipo de provecho. No se les puede decir que se tienen que ocupar de cuidar la zona y ya está", se queja. Alejandro Álvarez requiere también la creación de un plan de gestión y la compra de fincas de alto valor para cambiar los eucaliptos por otros árboles.

Dos años después del incendio, aún quedan huellas de las llamas. Árboles quemados, zonas sin arbolado? Pero la naturaleza ha sido sabia y el negro del fuego ha dado paso a colores más alegres.