El reparto de cartas para el futuro del PSOE en A Coruña se hizo en O Pino, pero la baraja ya había sido cortada desde Ferraz. La maniobra para "matar al soldado Caamaño", tal y como apuntan desde un sector del PSOE de A Coruña, no se ha fraguado solo en la ejecutiva gallega. El "verdadero artífice" de la estrategia que ha fracturado en dos a los socialistas en la provincia a menos de un año de la municipales es, según sostienen, el ahora eurodiputado José Blanco. En sus juegos de alianzas, Caamaño midió mal sus fuerzas y salió derrotado. En el reciente proceso de primarias para designar al líder del PSOE, apostó por Eduardo Madina y perdió. El triunfo en A Coruña fue para Pedro Sánchez, ex mano derecha de Blanco y el candidato por el que el secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, se movió claramente a su favor.

No fue el único enfrentamiento en la sombra que mantuvieron los dos miembros del Gobierno de Zapatero. Caamaño y Blanco ya habían medido sus fuerzas en otros dos procesos: la designación del nuevo líder del PSOE de la mano de Carme Chacón o Alfredo Pérez Rubalcaba y la elección del capitán del PSdeG con el proyecto de Pachi Vázquez o la exministra Elena Espinosa. En el proceso de primarias en Ferraz, Caamaño estuvo en el bando perdedor -Chacón-. En el proceso de renovación del socialismo gallego, fue Blanco el que no logró que su candidata tomara las riendas del partido.

Ruptura de la unidad

El exministro de Fomento y ahora eurodiputado destacó este fin de semana en una entrevista a la Cadena SER la "gran química y buena relación" entre el que fuera su mano derecha y ahora nuevo líder del PSOE, Pedro Sánchez, y Besteiro.

Es precisamente el nuevo proyecto del PSOE el que ha abierto una brecha sin precedentes entre la ejecutiva provincial y la dirección autonómica. Caamaño acusa a la secretaria de Organización del PSdeG, Pilar Cancela, y por extensión a la ejecutiva gallega de haber dado un "golpe de Estado" al romper la unidad en la provincia con una contralista de los delegados coruñeses al cónclave federal que el próximo fin de semana ratificará a Pedro Sánchez como nuevo líder del partido. El convulso congreso provincial del pasado sábado en A Coruña provocó una "fractura al 50%" de la provincia en el peor momento en que se podía haber producido: a menos de un año para las elecciones municipales y con un proceso de primarias para renovar la dirección provincial después del verano.

Esta batalla para la confección de las listas municipales se espera más encarnizada que en convocatorias anteriores ya que las expectativas ante los resultados electorales no son nada halagüeña. Más teniendo en cuenta el nuevo cisma abierto en el PSdeG en A Coruña.

Para una parte del sector del PSOE en la provincia, los hilos para forzar la renovación en la dirección socialista en A Coruña los movió el propio José Blanco. Pese a que muchos dan por amortizado al exsecretario de Organización del PSOE y ahora europarlamentario, él no cierra la puerta a una posible vuelta a Galicia.

Las tensiones y luchas internas entre Caamaño y Blanco no son recientes. Otros procesos para recomponer el partido pusieron cara a cara a los dos pesos pesados del PSOE. En todas las ocasiones el ahora líder del PSOE coruñés estuvo del bando perdedor. Le ocurrió con su apuesta por Carme Chacón frente a Alfredo Pérez Rubalcaba para tomar las riendas del partido tras la derrota de Zapatero en 2011. Los dos exministros volvieron a colocarse en bandos opuestos en las primarias de 2012 para elegir nuevo secretario xeral del PSdG. La sombra de Blanco planeó de nuevo sobre el proceso para la renovación del partido en Galicia. En esa ocasión, Caamaño ganó el pulso al exministro de Fomento con su apuesta por Pachi Vázquez frente a Elena Espinosa. Aunque Blanco había sido el que había propiciado la coronación de Vázquez tras la derrota de Touriño en las autonómicas de 2009 porque lo veía como el candidato a secretario xeral menos inocuo para su posterior asalto a Monte Pío, para el proceso de primarias de 2012 el entonces líder del PSdeG se veía como un obstáculo para desarrollar una estrategia conjunta entre Ferraz y la sensibilidad mayoritaria del socialismo gallego. Entonces, los pachistas vieron en Blanco la maniobra de colocar un perfil de corto recorrido.

El exministro de Justicia con Zapatero estaba destinado a desempeñar un papel relevante en el partido e incluso era uno de los candidatos a tomar el timón del PSdeG. Dos años después de haber sido proclamado secretario provincial de los socialistas en A Coruña con el 58,8% de los apoyos, todos esos proyectos parecen haberse esfumado. Su falta de experiencia orgánica le pasó factura y acabó empotrándose contra el aparato. Su relación con Besteiro ya era tirante y tras el cisma abierto en el congreso provincial para la elección de delegados de A Coruña para refrendar a Pedro Sánchez como líder del partido la crisis interna parece difícil de reconducir.

Desde un sector del PSOE de A Coruña avisan de los riesgos a los que se expone la dirección gallega al forzar una renovación en la ejecutiva provincial a menos de un año de las elecciones municipales. El calendario, advierten, no dará margen al partido para recomponer las fracturas internas, elaborar unas candidaturas que no provoquen disensiones y lanzar al electorado un mensaje de unidad. Una nueva partida comienza en septiembre.