La calidad del agua en las botellas de plástico que se comercializan en España es perfecta. Así lo demuestra un estudio realizado por investigadores del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC que analiza más de 130 tipos de aguas minerales y que confirma que están "prácticamente libres" de los compuestos que emiten los envases de plástico o las chapas que tapan las botellas de vidrio.

"Solo hemos detectado una pequeña contaminación en un tipo de tapón y en los envases de policarbonato, pero en cantidades muy por debajo de los límites perjudiciales para la salud. Habría que beber 231 litros de agua al día para que pudiera afectarnos", explica Silvia Lacorte, principal autora del estudio. Los materiales plásticos utilizados para envasar los alimentos están constituidos por pequeñas moléculas o monómeros que pueden migrar al producto durante el proceso de fabricación del envase, el llenado o el almacenamiento.

En el estudio se analizaron cinco tipos de compuestos habituales en la fabricación de los envases y que pueden tener efectos tóxicos en los órganos reproductores y en el sistema endocrino si superan los límites que marca la legislación.

En la investigación -cuyos resultados publica la revista Food Chemistry- se analizaron aguas minerales de 131 manantiales y tres aguas potables preparadas de 94 marcas comercializadas en España, varias de ellas gallegas. "Analizamos el agua de los manantiales, los envases de distintos tamaños y el agua embotellada hace un año para ver si en algunos de los casos había más riesgo, pero los resultados nos indican que no", apunta la experta. "Otra cosa es reutilizar las botellas de agua varias veces; cuando el plástico comienza a deteriorarse sí se produce esa migración de moléculas, por lo que no es aconsejable", advierte Lacorte.

Los resultados del estudio han sido útiles para las empresas envasadoras y para distribuidores de tapones y resinas, que han colaborado en todo momento y están mejorando sus productos para limitar la migración de los envases", concluye la investigadora.