Debatir de un tema "relevante y arriesgado" desde una postura democrática. Ese es el objetivo de las jornadas organizadas por el historiador Emilio Grandío que se celebran hoy en la facultad de Historia de Santiago para conmemorar el 80 aniversario de la revolución de octubre de 1934. Para el experto fue "un intento revolucionario de la izquierda y la clase obreras para frenar lo que veían el ascenso del fascimo de la Confederación Española de Derechas Autónomas que estaba en el poder".

En este encuentro se tratará de aclarar tópicos como el de que "la Guerra Civil empezó por octubre del 34". Grandío explica que esta sublevación supuso un vuelco y aceleró la contienda pero -matiza- el malestar ya venía de antes por medidas como la designación directa de los dirigentes de los poderes locales por la CEDA diez meses antes. "La violencia no era algo excepcional sino que estaba en el ambiente y hubo más intentos de revolución antes y después de la de octubre del 34", afirma el organizador de las jornadas. Si la represión gubernamental a la sublevación fue justa o desproporcionada será el debate que planteará hoy Nigel Townson de la Universidad Complutense de Madrid en la inauguración de las charlas.

A su ponencia le seguirá la de Pilar Mera, también de la Complutense, que analizará la proclamación del Estado Catalán en esas fechas que fue suspendida y provocó la intervención del ejército. Aunque pasaron 80 años el tema de la demanda de identidad de los representantes políticos catalanes "existe y persiste", indica Grandío en alusión a la propuesta del actual del presidente de la Generalitat, Artur Mas, sobre la independencia de Cataluña. "Si de algo vale el pasado es para aprender de los errores y el diálogo es algo esencial en la democracia", apunta. Cataluña junto con Asturias fue uno de los principales focos de la revolución. No ocurrió lo mismo en Galicia como abordará Julio Prada, de la Universidade de Vigo, mañana en la clausura de las jornadas. "Solo triunfó en zonas dispersas porque los sectores anarquistas estaban debilitados tras una huelga de varios meses en el 33", dice el historiador.

Grandío descarta la posibilidad de una revolución similar en el presente porque hoy pese a la crisis hay "un consenso mayoritario hacia la democracia" que antes no existía.