Galicia cuenta con poco más de dos millones de hectáreas de superficie forestal. El 70% está arbolada pero hay 600.000 hectáreas que son improductivas. El aprovechamiento de los montes públicos gallegos supone una facturación de 1.600 millones anuales en la comunidad, pero esta cifra se podría duplicar hasta alcanzar los 3.200 millones con una buena gestión forestal. En otras autonomías a los bosques se les saca rendimiento con el fomento de actividades como la micología, la apicultura, los pastos o la caza, pero en Galicia solo se obtienen ingresos a través de la madera.

El presidente de Confemadera Galicia, Elier Ojea, explica que en la comunidad gallega el minifundio es un problema añadido debido a que la superficie media es de 0,4 hectáreas por titular. De esta forma, solo se puede conseguir "madera o pasta de mala calidad" y se frena el valor añadido que se podría alcanzar con una mejor gestión forestal.

En un territorio dividido en muchas fincas pequeñas, el sector apuesta por fórmulas como la copropiedad o las cooperativas. Ojea pone como ejemplo el caso del concello lucense de Trabada, donde el año pasado medio millar de propietarios unieron más de 11.000 montes para poner en marcha tres concentraciones parcelarias privadas y una pública. Esto se tradujo en unas 2.000 hectáreas de monte ordenado, donde esta iniciativa ha revalorizado el eucalipto.

Pese al handicap que supone el minifundio, el sector forestal dio empleo a 70.000 personas en 2013 -casi un 30% más que en el año anterior- y representa el 5% del PIB gallego. "El eucalipto y la pasta de papel en la zona norte y los productos de segunda transformación han salvado el sector", apunta el responsable de Confemadera. En el actual contexto de crisis, las empresas han optado por la exportación, que les ha reportado unos ingresos de 2,770 millones, lo que representa casi un 10% más.

Para salir de esta crisis, Ojea aboga por el valor añadido que ofrece un monte bien gestionado. Y para sacarle rentabilidad a los bosques gallegos es necesario antes invertir. Una inversión que se traduciría -apunta- en más beneficios, más empleo en el rural y que ayudaría además a combatir el problema del abandono del monte. En números esto significaría que de los 1.600 millones de euros que se facturan de media al año se podría pasar a 3.200 millones y generar 21.000 empleos anuales, para lo que sería necesario una inversión de 485 millones.

La cooperación local es una de las claves de Confemadera para mejorar la gestión forestal en Galicia y por eso piden a las administraciones que ofrezcan bonificaciones fiscales a este tipo de iniciativas, al mismo tiempo que se permita a los interesados poner a producir las tierras sin propietario. En este punto, el Gobierno gallego hizo referencia la semana pasada en el Consello de la Xunta a esta obligatoriedad de los dueños de terrenos de poner a producir sus fincas o bien alquilarlas a quien las trabaje, o incluso cederlas al Banco de Terras (Bantegal) para que las puedan aprovechar terceros.

Elier Ojea insiste en la necesidad de buscar nuevos usos al bosque igual o más rentables que la madera. Y también alerta de la importancia de la certificación forestal. "Dentro de poco será imposible vender una tabla que no lleve el sello PEFC o FSC", avisa.

Se trata de los dos distintivos que garantizan que la madera y todos sus derivados -papel, corcho, setas, resinas o esencias- que se comercializan bajo esta marca fueron producidos en un bosque en el que se respeta la biodiversidad de la zona. Desde Confemadera advierten de que con solo un 7% de la madera certificada, Galicia difícilmente podrá competir con Francia o Finlandia, donde la proporción es de un 48% y un 75% respectivamente.

En esta línea, otra de las apuestas de Confemadera pasa por promover un I+D+i forestal para mejorar genéticamente las plantas para que sean de buena calidad. "No hay que centrarse solo en el pino y el eucalipto porque tenemos una maravillosa naturaleza delante de nosotros abandonada que con vocación forestal se podría mejorar", asegura Ojea. Incrementar la transparencia en la comercialización, crear un plan de rehabilitación de viviendas de más de 20 años y terminar con las barreras administrativas externas que afectan a la competitividad del sector son otras de las pautas que plantea Confemadera para multiplicar los ingresos.

"No es un sueño, es una realidad posible a medio plazo. El bosque verde lo tenemos y debemos aprovecharlo", destaca el presidente de Confemadera, que avisa de que para juntar 10 hectáreas habría que "juntar 1.000 propietarios y todos pondrían pegas". Pero aún así no pierde la esperanza de que el monte gallego sea noticia también por sus progresos en la gestión forestal "y no solo por los incendios de verano".