Galicia ha pasado un invierno sin apenas temporales. Nada que ver con las continuas ciclogénesis explosivas que no dieron tregua en 2013. La estación que terminará el próximo sábado estuvo marcada por temperaturas y precipitaciones inferiores a la media que dejaron tres meses fríos y secos, según explicó ayer Francisco Infante, delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la comunidad. La escasez de lluvias entre diciembre y marzo no implica que la primavera venga pasada por agua, ya que las previsiones apuntan a que la nueva estación será también seca y más cálida de lo habitual.

El invierno arrancó el pasado mes diciembre con temperaturas bajo cero en localidades del interior gallego: hasta -7,4 grados se registraron en el municipio ourensano de Verín, el valor más bajo de todo el mes, y también el mínimo de febrero con -6 grados. Pero fue febrero el que "marcó el frío del invierno" con más de dos grados por debajo de la media. El mes pasado, el termómetro rozó los -7 grados en zonas altas y muchos días no marcó valores positivos en el litoral. Y en la primera quincena de marzo continuó el frío con un grado de diferencia respecto a los valores normales en A Coruña y hasta tres en el resto de Galicia.

Infante destacó la "escasez" de precipitaciones este invierno, sobre todo en Ourense, donde "no llegaron al litro por metro cuadrado". Las lluvias se concentraron en diciembre en el norte con 20 días pasados por agua, mientras que en enero se mantuvieron en la media. Febrero fue húmedo en el litoral y seco en el resto, y en los 15 primeros días de este mes la cantidad de agua recogida no llega a la mitad de la media. La ausencia de temporales también dejó pocas rachas de viento que superasen los 100 kilómetros por hora, salvo los 127 y los 122 km/h registrados en Estaca de Bares o Fisterra en diciembre.