La preocupación vecinal aumenta en Galicia ante la expansión del Trioza erytreae; un pequeño insecto chupador de savia similar a un pulgón alado. En la provincia de A Coruña ya ha afectado a cítricos en fincas ubicadas en los municipios de A Pobra do Caramiñal, Boiro, Rianxo, Ribeira, Padrón, Noia, Lousame y Porto do Son. También se ha constatado la presencia de este insecto en Meaño, Cambados, A Illa de Arousa, O Grove, Ribadumia, Sanxenxo, Vilagarcía y Vilanova, en la comarca de O Salnés. Y lo mismo sucede en las localidades pontevedresas de Caldas, Catoira, Cuntis, Moraña, Valga, Barro, Poio, Pontevedra, Baiona, Nigrán, Vigo, Bueu, Cangas, Marín, A Guarda y Oia.

Este insecto africano ataca limoneros y naranjos, en los que causa deformaciones y otros daños. Sin embargo, aún se trata de una fase previa, ya que los verdaderos perjuicios se producirán en caso de que transmita una bacteria capaz de arrasar plantaciones y conocida como "ébola de los cítricos" o "dragón amarillo".

En algunas localidades en riesgo, las autoridades locales imparten charlas informativas y animan a los vecinos a comunicar cualquier incidencia. En definitiva, siguen las recomendaciones marcadas por la Xunta para informar sobre esta plaga.

Los expertos alertan sobre la presencia de este insecto, aunque resaltan que la bacteria todavía no ha aparecido en Galicia. En la Estación Fitopatológica de Areeiro (EFA) de Pontevedra explican a los cultivadores de cítricos y a la población en general que el insecto africano se alimenta en exclusiva de las plantas de la familia de los cítricos, en los que chupa la savia. Los daños directos, no obstante, no resultan demasiado graves. El problema es que este bicho "puede transmitir la bacteria causante de una enfermedad que lleva a la muerte de los árboles en pocos años". Destacan que los síntomas del ataque de Trioza erytreae son muy característicos: "las ninfas forman colonias en el envés de las hojas jóvenes y, al alimentarse, provocan deformaciones en forma de oquedades abiertas que se manifiestan en el haz con alteraciones en forma de verrugas".

Estos cambios provocan que se genere "la distorsión de los brotes y las hojas, que adquieren un aspecto rizado o deformado, al igual que puede observarse un fino polvillo debido a los excrementos de las ninfas y de los adultos".

Los técnicos añaden que las ninfas de cuarto y quinto estadio y los adultos pueden transmitir la bacteria Candidatus liberobacter, causante de la que está considerada como la enfermedad más grave de los cítricos conocida como el huanglonbing o el greening disease. "Al alimentarse de un árbol infectado adquieren la bacteria y ésta se incorpora a su tracto digestivo, por lo que pueden inocularla en cítricos sanos", resaltan los especialistas. Como se explicó en su momento, a raíz de las advertencias lanzadas desde la Xunta, se trata de un parásito de cuarentena.

El pasado agosto se detectó la primera plaga en la comunidad. Los técnicos observaron los primeros síntomas sobre limoneros de la localidad de Vilanova de Arousa, con lo que se inició un muestreo de dispersión de la plaga, que continúa en la actualidad en varios puntos de la comunidad. Debido a esta extensión del insecto, el Gobierno gallego decidió en febrero elaborar un plan específico para atajarla. En toda la Península solo se han registrado casos en Galicia y la Comunidad Valenciana. Según los últimos datos difundidos por el Ministerio de Agricultura, en la comunidad gallega solo hay 50 hectáreas con plantaciones de árboles citrícolas y la mayor parte están en la provincia de Lugo, donde no se ha detectado la presencia de este insecto.

Los expertos recuerdan que en España se había detectado esta plaga en el año 2002, en las islas Canarias, mientras que desde el año pasado "se encuentra ya en algunos municipios de Galicia".

Los ciudadanos que quieran comprobar si sus árboles están afectados o no, deben observar los brotes jóvenes de los cítricos, con el fin de localizar la presencia de malformaciones en las hojas, también conocidas como "agallas". En este sentido, "un promedio de 40 a 50 agallas por metro cuadrado indicaría una alta población del psílido".

También hay que buscar ninfas, huevos o adultos. Estos últimos pueden apreciarse además mediante la instalación de trampas adhesivas amarillas a la altura de la copa en las áreas donde se sospecha de la presencia del insecto.