El coruñés Emilio González fue uno de los miles de españoles que entre 1868 y 1930 emigró a Estados Unidos. A través de las fotografías facilitadas por su nieta Gloria Boyett, el realizador asturiano Luis Argeo y el catedrático de Cultura Española neoyorkino James D. Fernández incluyeron esta historia en su libro de fotografías Invisible Immigrants que hoy presentan en Sada y en Santiago. Tras dejar su tierra natal, González trabajó en los primeros años en unos barcos y acabó regentando su propio restaurante conocido como Chico´s Place en Ybor City (Florida) durante la década de los treinta en unos tiempos difíciles en el sur de EEUU marcados por la segregación racial que "no impidió que en su negocio sirviera a gente de color", según apunta Argeo.

La película Austurianus US de Argeo sobre sus paisanos emigrados al otro lado del Atlántico fue el punto de unión entre los dos autores, ya que cuando James D. Fernández la vio en 2006, le invitó a presentarla en Nueva York. De ahí nació este nuevo proyecto para "dar visibilidad" a un colectivo que constituye "un capítulo significativo pero desconocido de la historia". En esta iniciativa se unió lo profesional con lo personal, porque ambos tenían antepasados que habían emigrado a Estados Unidos a finales del siglo XIX y a principios del XX. Argeo destaca que entre 1868 y 1930 -periodo del que datan las 327 fotografías que ilustran Invisible Immigrants- viajaron a toda América más de cuatro millones de españoles, casi todos a países hispanohablantes y solo "unas decenas de miles" a Estados Unidos.

Muchos incluso probaron primero suerte en América del Sur, por ejemplo en Cuba, donde aprendieron el oficio de tabaqueros antes -señala- de trasladarse a las fábricas de Florida donde trabajaron muchos de los gallegos emigrados a Estados Unidos. Añade que casi siempre se habla de la emigración a América Latina frente a la "invisibilidad" de los que se fueron al norte que eran "una gota en el océano" en comparación con los italianos o polacos que también escogieron ese destino. La cifra, sin embargo, cuadruplica a la de frailes y misioneros que acudían a California o conquistadores y colonos que llegaban del imperio español a la costa de Florida en los cuatro siglos anteriores. "De estos sí se habla pese a ser muchos menos pero casi nadie se acuerda de estos trabajadores emigrantes que contribuyeron a crear marca España en Estados Unidos", aclara Luis Argeo.

A diferencia de los que probaron suerte en otros países, este colectivo ante la imposibilidad de volver a sus países de origen al finalizar la guerra civil española, decidió "integrarse" en la cultura norteamericana y "empujó" a sus hijos a que también la asimilasen como propia. No existió, por tanto, una vinculación con la tierra natal como ocurrió en los países del sur de América a través de los centros gallegos que funcionan como "salvavidas" para aquellos que se quedan sin trabajo o necesitan asistencia sanitaria. En el caso de EEUU, desde que se convirtió en una potencia mundial, los emigrantes españoles se integraron en esta "sociedad potente" y eso, según Argeo, los hizo más "invisibles" aún en España.

Hasta llegar a Invisible Immigrants pasaron cinco años con "escáners, portátiles y cámaras bajo el brazo" visitando a familias descendientes de españoles en USA que les permitieron digitalizar sus álbumes familiares. En este tiempo se recopilaron más de 7.000 fotografías tanto al otro lado del charco como en España gracias a las aportaciones de los descendientes de los familiares que se quedaban aquí y con los que los emigrados mantenían contacto y les contaban por carta como era su aventura americana. Esas misivas, fotos, pasaportes, recortes de prensa de la época... forman parte de un amplio archivo al que tanto Argeo como Fernández tienen previsto darle salida a través de distintos proyectos. Uno de ellos es la obra gráfica Invisible Immigrants detrás del que hay un minucioso trabajo de selección de 300 imágenes de las 7.000 recopiladas. Se trata de una elección que abarca los distintos lugares de procedencia de los emigrantes y en la que se pretende mostrar "lo que podría haber sido la vida cotidiana de cualquiera de estos protagonistas desde que llegan a Estados Unidos y dejan atrás a sus familias, la posición que tienen durante la Guerra Civil y que una vez finalizada la contienda se van acoplando a la cultura del país que los acogió". El objetivo de los creadores del libro era "preservar y sacar a la luz" a los protagonistas que permanecían "invisibles" en archivos personales. Y había que hacerlo cuanto antes porque a medida que avanzase el tiempo se encontrarían las frases como "no sé quien sale en esta imagen ni en qué fecha fue tomada" que ya escucharon durante su fase de investigación se harían más habituales.

Los dos autores decidieron financiarse la publicación a través de una campaña de crowfunding o micromecenazgo y no a través de una editorial porque querían sacar a luz "una historia cuidada que transmitiese el sentimiento de todo un colectivo y sin mercantilizarla". Esa comunidad crece cada día en internet y en las presentaciones del libro en distintas zonas aparecen nuevos testimonios que han permitido que la historia de los invisibles siga "viva" y que trascienda más allá de los archivos.