La portavoz del BNG en Bruselas, Ana Miranda, regresó ayer a casa tras diez días de travesía a bordo del Marianne con ayuda humanitaria para Gaza que no pudieron entregar tras ser "secuestrados" por las autoridades israelíes. Nada más aterrizar en Madrid denunció la "profunda violencia" de los militares con los 18 ocupantes del barco pese a encontrarse en aguas internacionales: "Nos apuntaban con sus armas y nos dejaron incomunicados". Ana Miranda aterrizó en Madrid ayer a mediodía con magulladuras pero "orgullosa" del trabajo de la III Flotilla de la Libertad con la que trataba de entregar ayuda humanitaria a Gaza. A pesar del abordaje de los militares israelíes y su rápida deportación ya tiene la mente puesta en volver a intentarlo. La portavoz del BNG en Bruselas denuncia la "rotunda violencia" de las fuerzas enviadas por el Gobierno de Israel y relata los momentos más delicados a bordo del Marianne cuando los apuntaban con armas de fuego y los mantuvieron 20 horas incomunicados.

-¿Cómo se encuentra tras la difícil experiencia en el Marianne

-Un poco mazada por los empujones, pero más consciente si cabe de lo injusto que es el bloqueo y la gravísima situación humanitaria que provoca con 1,7 millones de personas residiendo en una ciudad del tamaño de Vigo y con graves problemas de abastecimiento. A nivel personal estoy feliz porque me he dado cuenta de que soy más fuerte de lo que imaginaba.

-¿Llegaron a entrar en aguas bajo jurisdicción israelí?

-En ningún momento. Fue un secuestro. Llevábamos una tripulación experimentada y sabían en todo momento que estábamos en aguas internacionales en un barco de pabellón europeo. El abordaje se produjo a 90 millas de Israel. Los datos están claros.

-¿Tardaron en darse cuenta de lo que sucedía?

-Nos llamaron por teléfono para advertirnos, falsamente, de que navegábamos en situación ilegal y de inmediato vimos tres zódiacs que avanzaban en paralelo con unos 40 soldados a bordo. Intentaron negociar que dejáramos en sus manos las medicinas, el material escolar y los paneles solares, pero era absurdo pensar que cumplirían, así que enseguida tomaron el puente de mando con violencia y nos separaron en dos grupos.

-¿Sintieron miedo?

-Iban hiperarmados. Llevaban pistolas, metralletas y grandes porras como si fuera una situación de guerra. Entraron a empujones, nos apuntaban con las armas y aún así no fue con nosotros con los que emplearon más violencia, sino con la tripulación que se encontraba en el puente de mando. Desde proa oíamos gritos porque recibieron descargas de porras eléctricas. Fue aterrador, llegamos a pensar que sucedería algo grave.

-¿Cuánto tiempo estuvieron en el barco en esa situación?

-Una vez que nos juntaron a todos echamos unas 20 horas allí, incomunicados. Nos cachearon dos o tres veces para asegurarse de que no teníamos teléfonos. Dormimos en un colchón, nos dejaban coger comida o ir al baño pero grababan cada uno de los movimientos y manipulaban la situación.

-¿Recibieron algún tipo de información de lo que ocurría?

-Se acercó un diputado de la Liga Árabe que nos ayudó como interlocutor aunque tampoco a él le dejaban usar el móvil. La situación era confusa y hablamos de gente armada y encapuchada. Llegamos el domingo por la noche al puerto de Ashdod y ahí nos informaron de que estábamos detenidos, nos hicieron pasar uno por uno con nuestras pertenencias a un centro de detención y nos revisaron hasta el dobladillo de los pantalones y la comida.

-¿En qué situación se encuentra el resto de compañeros?

-Nos deportaron a la mitad, parte de los periodistas de Nueva Zelanda, Al Jazeera e Israel, al expresidente de Túnez, al diputado de la Liga Árabe y a mí, pero quedan tripulantes y algún periodista de los que aún no tenemos información clara. Exigimos la liberación de todos ellos.

-Su repatriación fue rápida.

-Creo que no les interesa que personas que puedan despertar cierto interés mediático pasen tiempo en el país.

-¿Se plantea volver?

-Lo haría de inmediato. Hasta que no entre en Gaza no voy a parar. Ahora estoy aún más convencida que antes. Si no nos deja Israel, buscaremos otra forma de acceder para ayudar. Debemos tomar partido y ayudar a romper el bloqueo criminal sobre Gaza.

-¿Tomarán alguna medida?

-Pensamos denunciar el trato agresivo y violento recibido en el barco y el secuestro de una embarcación de pabellón europeo con material de ayuda humanitaria ante la Corte Penal Internacional.