Lo que habitualmente es una pregunta obligada, de esas casi de trámite para romper el hielo entre el entrevistador y un nuevo responsable institucional, en su caso solo pensarla suscita hasta cierto rubor. Cuánto hay de reto en un importante ascenso para alguien acostumbrado de por sí a los retos. Pero es que en lo que los demás perciben como desafíos, Victoria González Vázquez, solo ve normalidad. El Diario Oficial de Galicia (DOG) publicó ayer que ella es la nueva directora de la Axencia Tributaria de Galicia (Atriga), en sustitución de Ulpiano Villanueva, el máximo responsable desde su creación en enero de 2013.

Por eso, porque esta funcionaria, a la que todos conocen como Vicky, con una larga trayectoria en la administración autonómica y gran conocedora de las tripas del organismo fiscal gallego, huye de cualquier historia de superación, melodramática o grandilocuente, alrededor de la paraplejia que le provocó un accidente de tráfico a los 19 años, la pregunta de rigor es pertinente. "Sí, es un reto. La Atriga es una institución importante -responde-. El presidente y el conselleiro depositan esta confianza en mí espero poder llevarlo con la mayor responsabilidad posible". Es, insiste, "un paso más". No busquen triunfalismo en sus palabras. No lo encontrarán.

"Conozco un montón de personas con discapacidades diversas por enfermedades, accidentes u otras razones. El mundo está lleno de personas como yo. Nos anclamos a un cliché. Como si una silla de ruedas supusiera una vida social".

-Usted dijo hace tiempo que se les asimilaba a estar quietos delante de la televisión.

-Exacto. Sentados viendo la tele. No es así. Por eso no soy ningún ejemplo. Mi vida es de lo más normal. Tan rica en experiencias como cualquier otra.

Después del siniestro, en el que además falleció su mejor amiga, Victoria González se despertó siendo consciente, antes incluso de que se lo dijeran los médicos, de que no volvería a andar por la lesión medular que padecía. Le pilló ya con los estudios de Derecho iniciados. Fue la primera estudiante de la facultad con silla de ruedas, estrenó el proyecto de adaptación en los accesos "y pude terminar con normalidad". Tampoco, asegura, se encontró con problemas de barreras físicas en Pontevedra, su primer destino tras aprobar las oposiciones a la Escala Técnica de Finanzas de la Xunta en 2001. Ni cuando volvió a Santiago. El recorrido personal y vital es una prueba de ese relato totalmente ausente de excepcionalidad con el que narra todo lo que le pasó.

"Es que realmente creo que hoy en día una persona discapacitada en un cargo no es noticia. Hace 50 años... Bueno, yo no estaba aquí hace 50 años... Pero la discapacidad está cada vez más integrada. Te hablo de mi experiencia. A lo mejor otras personas lo viven de otra manera".

-Probablemente el mejor ejemplo es cómo se ha ido desterrando ese peyorativo concepto de "minusválido".

-Bueno, la discapacidad se mide con grados de minusvalía. Tampoco hay que estigmatizar un concepto.

-Entonces, ¿por qué cree que puede ser noticia?

-No lo sé. Desde mi perspectiva, soy una mujer absolutamente normal. Podrías responder mejor tú.

Pues para responder solo es necesario echar la vista atrás en todo lo que Victoria González no dejó de hacer desde los 19 años, después del accidente, hasta que en 2010 pasó por quirófano por un problema de vértebras y no le quedó otro remedio que pisar el freno... Aficiones que incluso para muchas personas sin una lesión medular pueden provocar un ataque de vértigo. Buceo. Natación. El popular descenso del Sella. Vela. El principio de su pasión por el deporte, sin embargo, fue el esquí. En 2007, junto con Irene Villa, integró el primer equipo femenino que participó en un Campeonato de España de esquí adaptado. "No probé a raíz de lo que me pasó. Tenía un montón de amigos que lo hacían y me lo aconsejaban. El resto vino como pasa con cualquiera hoy en día. Que pruebas el deporte y te enganchas a muchos", cuenta.

Su trayectoria profesional tampoco se queda atrás. Fue jefa de sección de Información al contribuyente en la delegación de Facenda en Pontevedra; jefa de sección de Recursos e Procedementos Executivos y de Asesoramento Tributario en la Dirección Xeral de Tributos, jefa de Auditoría e Calidade en la Atriga, donde en estos momentos desempeñaba la jefatura del Área de Colaboración Social, Información e Asistencia.

-Dentro esa normalidad que reitera, pues, ¿es una superwoman

-No soy una superwoman. Soy de lo más normal. Intento que en mi vida la silla de ruedas sea transparente. Las personas que me conocen no ven la silla. No se paran a pensar si estoy de pie o sentada.

Hace más de siete años comentaba que su vida no es "la más adecuada" para buscar la lágrima fácil, había un sueño pendiente. Un hijo. Lo tuvo hace tres años. "Lo mejor de mi vida", confiesa ahora. Y sí. Su reflexión insiste en lo mismo. En que la conciliación le cuesta "como a cualquier otra madre trabajadora".

Ante "nueva circunstancia que se cruza en el camino", la dirección de la Atriga, González entra con "respeto, seriedad y entrega". Un propósito que, como la pregunta del reto, es también de rigor. Si el carácter le cambió en todos estos años, no lo sabe. "¡Ya ni me acuerdo realmente cómo era antes! -asegura-. Pero creo que soy la misma persona con una segunda oportunidad".