Empleados sin contrato, pagos en negro y facturas sin IVA. Al parón urbanístico y el desplome de la obra pública al que tuvo que enfrentarse el sector del ladrillo en 2008, se sumó entonces la competencia desleal con la entrada en el mercado de empresas piratas dedicadas a reformas. En el último año, los constructores gallegos detectaron un repunte de compañías ilegales, que aprovechan la todavía delicada situación económica ofreciendo precios bajos en sus obras a costa de pagos en B a sus trabajadores y la emisión de facturas sin IVA. Estos negocios, según estimaciones de la Federación Gallega de la Construcción, captan en la actualidad en Galicia más del 15% de la facturación total en la parte de rehabilitación y tienen a su cargo al menos a un 25% del total de empleados del ladrillo en la comunidad, que en la actualidad no llegan a los 71.000 operarios. La proliferación de la economía sumergida en la construcción ha llevado en las últimas semanas al sector en Galicia a mover ficha. Y lo harán a través de las delegaciones de la Federación Gallega de la Construcción recurriendo a las Inspecciones Provinciales de Trabajo para reclamarles que intensifiquen los controles sobre estas compañías ilegales.

"La Administración tiene que ponerse manos a la obra para erradicar esta lacra y los ciudadanos, concienciarse de que deben pedir factura con IVA", destaca el presidente de la Federación Gallega de la Construcción, Eligio Nieto.

A pesar del incremento de las obras adjudicadas este año a las constructoras en la comunidad y de las buenas perspectivas económicas que permite al sector mostrarse optimista, el principal problema que amenaza en la actualidad su actividad es la competencia desleal.

Primera denuncia en 2012

"Es un problema complejo que no se ha atajado porque la Administración hasta ahora ha mirado hacia otro lado", advierte José Luis Campos Novo, presidente de la patronal de constructores en Pontevedra, delegación que ya en 2012 elevó ante la Inspección de Trabajo una petición para que investigara la competencia desleal en el sector en la provincia.

En los últimos años, la patronal gallega ha percibido un número de trabajadores que no están dados de alta pero que hacen chapuzas en el interior de viviendas pero también, en algunos casos, proyectos importantes. A pesar de que la economía ha experimentado una leve recuperación, en el sector todavía se construye y se paga todavía más barato que antes de que comenzase la crisis; una situación que se traduce en una merma de los beneficios y en la imposibilidad de las empresas a ajustar más sus presupuestos trabajando de forma legal.

Para lograr que la leve mejora lograda en el sector de la construcción en el arranque del año, marcada por la cita electoral del 24-M, no se vea frenada por la proliferación de empresas piratas, la patronal gallega contactará en las próximas semanas con Inspección de Trabajo para que vigile cada movimiento que resulte sospechoso en el sector ya que son cada vez más las empresas que operan al margen de la ley.

Tras cinco años negros en el sector de la construcción, marcados por el desplome de la licitación de la obra pública, las empresas del ladrillo en Galicia empiezan a notar una mejora en sus cuentas. Reconocen haber tocado fondo, pero advierten de que el repunte experimentado el primer semestre en las adjudicaciones está marcado por la cita electoral del 24-M. "No se remonta con la fuerza esperada, bien es cierto que en Galicia la crisis en el sector llegó más tarde y la recuperación, en consecuencia, también se percibirá más tarde que en otras comunidades", asumen desde la Federación Gallega de la Construcción.

El fin del boom inmobiliario, las facturas pendientes de cobro acumuladas durante meses y la parálisis inversora de las administraciones junto con el aumento de la economía sumergida provocaron el cierre de más de 6.000 empresas del sector de la construcción en Galicia desde el año 2008 y el incremento de la tasa del paro. Frente a los más de 3.000 millones de obra pública licitados en 2008 en Galicia, el año pasado las administraciones invirtieron el año pasado casi 782 millones, casi un 75% menos, según el balance de la patronal gallega de la construcción. Los datos del paro reflejan cómo la crisis se ha cebado con el sector: de los más de 134.000 trabajadores que había en plantilla hace seis años se pasó a casi la mitad al cierre del ejercicio pasado: poco más de 67.000. La tendencia a la baja en la ocupación en el sector de la construcción desde el inicio de la crisis se rompió este año, ya que en la actualidad la cifra de trabajadores ocupados en el sector en la comunidad ronda los 71.000.