Hasta dos paquetes de cigarrillos se fumó Pepa Noia entre las dos y las cuatro de la tarde del 30 de abril de 1977, una fecha que forma ya parte de la historia argentina, aunque ella entonces no se lo podía ni imaginar. Josefina García, como la bautizaron en 1921 Agustín, taxista, y Aurora, ama de casa, dos ourensanos cuyo sueño de hacer las Américas los llevó a establecerse y a formar su familia en Buenos Aires, estaba muy nerviosa y llegó temprano a una cita que, en plena dictadura de Videla, ponía en peligro su vida.

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