El ganadero José Antonio Alonso se recupera en el hospital de las quemaduras en la cara y un brazo sufridas el domingo por la tarde en el incendio de Cualedro. Una llamarada lo envolvió cuando se dirigía en tractor a su granja de A Ermida, Trasmiras, para tratar de salvar las 300 cabezas de cabra y oveja que son su medio de vida.

Estaba exhausto por el calor, el humo y el esfuerzo en la lucha contra un fuego voraz e imprevisible que avanzaba desde la mañana devorando 300 hectáreas por hora en los municipios de Cualedro, Xinzo, Baltar y Trasmiras. En este último peligraban sus animales y decidió acudir allí para salvar la explotación. No era la primera vez que se enfrentaba al fuego. En lo que va de verano, sus propiedades han estado en peligro al menos cinco veces, asegura, y los incendios le quemaron parcelas de trigo sin cosechar y rulos de hierba y paja.

José Antonio se desplazaba a las 19,30 horas del domingo en un tractor de cuba grande para regar la finca y evitar que se le quemaran los animales. Circulaba dejando el fuego a sus espaldas. Pero en cuestión de segundos y avivada por un viento que cambiaba constantemente de dirección tenía las llamas encima. "Nunca vi la muerte tan cerca. El fuego pasó de un lado para el otro de la carretera conmigo en medio y me protegí la cabeza con el brazo", relata, "pensé que me llegaba el final, era un horror, todavía se me caen las lágrimas al recordar...".

Su reacción fue rápida, prosigue. "El fuego me cubrió y aceleré. Pasé entre las llamas y eso fue lo que me salvó, la velocidad y no parar. ¿Qué vas a hacer? O me quemaba allí en medio o tiraba para adelante, es una decisión de milésimas de segundo que había que tomar". En un intento por describir lo que califica de "horror", José Antonio dice que aquello fue "como en las películas", un hombre rodeado por las llamas saliendo de una gran bola de fuego que avanzaba sin control devorando masa forestal.

No se detuvo hasta llegar a su granja y siguió luchando contra el fuego una hora más. Y no paró por el dolor o porque se le agotasen las fuerzas, sino porque el humo era intenso y ya no podía respirar. "Me llegó a los pulmones y empecé a marearme", recuerda. Lo evacuaron en el helicóptero de emergencias al Complexo Hospitalario Universitario de Ourense, CHUO, donde entró con quemaduras graves. Ayer le retiraron el oxígeno y el suero y le quitaron el vendaje del rostro, donde apenas le quedarán cicatrices. Lo peor está en el brazo y odavía seguirá ingresado unos días más.

Días después del siniestro, aún se emociona al recordarlo. "Pensé que era mi final y ahora sé que hice bien en acelerar y atravesar el fuego, si me llego a parar no hay salvación".

José Antonio Alonso vivió el domingo una de las jornadas más duras de su vida: "Pudo ser una tragedia, la gente escapaba de las llamas". Cuando se vio atrapado por el fuego llevaba horas combatiéndolo en diferentes puntos. El fotógrafo de FARO lo captó en uno de los momentos de máxima tensión en Cabreiro, Xinzo. Huía del humo junto a dos mujeres mientras las llamas que se acercaban a las casas en un cambio de viento. Eran cerca de las seis cuando se tomó la imagen. Desde aquí se fue a Gudín, también en Xinzo, donde ayudó a varios vecinos, y de ahí a Trasmiras, donde logró burlar al fuego.