Milagros Otero Parga, catedrática de Filosofía del Derecho de la Universidade de Santiago, es ya oficialmente la primera mujer que ostenta el cargo como Valedora do Pobo. En el acto de toma de posesión, ayer, dejó claro que la institución "no es prescindible" y que su "rentabilidad", frente a las críticas en ese ámbito, no se mide en dinero, sino en "justicia, dignidad y paz" para los ciudadanos.

Otero hizo un llamamiento a la colaboración de la Administración en pro del bienestar de los gallegos como objetivo "común" e invitó a los ciudadanos a que recurran al alto comisionado parlamentario siempre que su causa sea "justa" para evitar "esfuerzos vanos". En esa línea, comprometió "cortesía" formal e intelectual para quienes se acerquen a la defensoría gallega, así como un trato individualizado, con "nombre y apellidos", para alcanzar la verdadera "justicia" y un trato "igual" para todos.

En un acto en el que estuvo acompañada por las principales autoridades de Galicia, desde la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo; hasta el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo; la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, o su antecesor en el cargo, José Julio Bernárdez, destacó la ausencia de los grupos parlamentarios de AGE y BNG, que no apoyaron la elección de Otero, nombre que populares y socialistas pactaron en un pacto que además incluyó a las personas que ocuparían el consejo de la Crtvg y la renovación del Consello de Contas. No obstante, sí acudió la diputada del Grupo Mixto Carmen Iglesias, a pesar de que también evitó dar su apoyo a la candidatura de Otero en el pleno de agosto.

Pese a que esas discrepancias en su nombramiento, el alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, que asistió a la toma de posesión confió en que Otero realice un "ejercicio neutral" como defensora gallega y así enmendar el "vicio de origen" de no haber alcanzando un consenso parlamentario más amplio.

Frente a las voces que hablan de que la institución "no es rentable económicamente", defendió que si bien es "cierto", "lo importante de la vida no se mide en euros, sino en justicia, dignidad y derechos de las personas".

Por ello, sostuvo que su misión será "dar voz" a los que la "tienen muy bajita o no la tienen" y atender a quienes se sientan "maltratados" por las administraciones. Asimismo prometió un trabajo en el ámbito de la "cultura de paz", una labor por "el bien común y el bienestar del pueblo gallego", y advirtió de que se rodeará de los equipos más capaces y los mejores posibles. A estos, advirtió, les pedirá no solo que sean expertos en sus ámbitos de actuación, sino que se rijan por "la razón y el corazón", atendiendo a los ciudadanos "uno a uno" y dando "a cada quien, lo suyo".