-La construcción se recupera, pero a principios de año todavía no se notaba un aumento de licencias de obra nueva. ¿Por qué?

-Estadísticamente se verá reflejada esta recuperación sin ninguna duda en 2016.

-Entonces ahora, ¿cuáles son las señales positivas?

-Lo notamos primero en que las entidades financieras ya buscan operaciones para sacar adelante. Las empresas y fondos de inversión dueños del suelo están también moviéndolo para sacar licencia y empezar a construir. Los promotores están empezando ya a montar operaciones y también están naciendo varias cooperativas.

-Es decir, la construcción tocó ya fondo y empieza a remontar...

-Tocamos fondo ya hace unos meses. En la órbita de Madrid, Barcelona y algunos sitios de Andalucía la recuperación es ya muy evidente, pero en Galicia la recuperación llega más tarde. Tenemos claro además que A Coruña y Vigo son dos demandantes natos de vivienda residencial y la que hay no es suficiente. Por lo tanto, dos más dos son cuatro. Si la financiación empieza a estabilizarse y dan posibilidades de endeudarse pues habrá que hacer viviendas para esa gente.

-¿Se volverá a niveles de actividad precrisis?

-No. Realmente hubo una borrachera. Por desgracia, antes de la crisis cualquiera con dinero podía ser promotor, porque no se requería nada. Cualquier empresa a la que le iba más o menos bien se metía a construir. Ahora la tendencia es a la profesionalización del sector. Las entidades financieras han aprendido y facilitarán aquellas operaciones solo cuando detrás vean que hay una auténtica profesionalidad.

-De momento lo que más se vende es vivienda usada.

-Antes de la crisis la vivienda usada tendía a homogeneizar su precio con el de la vivienda nueva. Eran unos precios artificiales y ahora tuvo un recorrido más a la baja.

-¿Y los precios de la vivienda nueva volverán a subir ahora?

-Los precios se van a racionalizar. El boom real estuvo claramente en el precio del suelo urbano que se disparó de manera brutal.