El caso Prestige da sus últimos coletazos una vez que el Tribunal Supremo finaliza el periodo de admisión de recursos y abre el que deberá decidir sobre los recursos en casación. El presidente de la sala segunda de dicho Tribunal da por admitidos a trámite los recursos a la sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña que tan solo condenó al capitán del buque, el griego Apostolos Mangouras, por un delito de desobediencia. El próximo 29 de septiembre se celebrará la correspondiente vista.

El Estado español y el francés, además del propio Mangouras, la Fiscalía, las organizaciones Arco Iris y Nunca Máis, la Xunta y empresas y particulares supuestamente afectados, figuran entre los recurrentes a la citada sentencia de la Audiencia Nacional que no dejó satisfecho a nadie.

La vista del Prestige cierra el caso de este buque y las consecuencias de su fantasmagórica aparición frente a la costa gallega en una tarde que nadie podrá olvidar. Menos, todavía, los marineros y personal voluntario que tomaron parte muy activa en la lucha contra la contaminación que se vino a la costa desde los límites con Portugal hasta buena parte de la costa del sudoeste francés. Se acabará, supuestamente, el constante tira y afloja registrado en el mundo judicial español y se cerrará una página negra en la historia de la navegación marítima europea y mundial. El naufragio del petrolero sigue siendo todo un referente para cuantos estudian los daños causados por los vertidos al mar y sus consecuencias.