En casi tres décadas al frente de su explotación láctea, Pepe Vence, ha vivido épocas de vacas gordas y flacas pero avisa de que ninguna crisis del lácteo ha sido tan "extrema" como la actual. Este ganadero de Rodeiro ha participado esta semana en las tractoradas en Santiago, y vuelve por segunda vez con su tractor a la capital gallega como hizo ya en las protestas de 2009. Pero también recuerda las movilizaciones celebradas en su concello en 1986 por la aparición de las cuotas lácteas, a finales de los 90 por los bajos precios o en 2005 para denunciar los elevados costes del gasóleo.

"Antes las tractoradas no solían colapsar ciudades pero sí que obligaban a cortar carreteras en los municipios que se organizaban", recuerda Vence, que lleva desde 1979 a cargo de su explotación familiar.

Empezó con una cabaña de 30 reses que en estos años ha alcanzado el centenar, aunque en los últimos meses se ha visto obligado a deshacerse de una decena de vacas "que todavía producían" para reducir gastos. "Para empeñarse es preferible no tenerlas", lamenta. También ha dejado de comprar pienso para alimentar a sus novillas, aunque es consciente de que así "no van a crecer lo que deberían" y tendrá que venderlas a menos precio.

Pepe Vence insiste en que el lácteo nunca ha vivido una situación tan extrema porque "siempre se fue sobreviviendo" pero ahora "pagamos para trabajar" y en muchos casos no hay liquidez para devolver los créditos solicitados. Recuerda que en 2013, el sector vivió unos meses de buenos precios pero fue "un periodo tan corto" insuficiente para compensar las pérdidas del año anterior y hacer frente a los gastos de la crisis actual.

El futuro del lácteo gallego

„asegura„ pasa por los acuerdos a los que lleguen las partes. Con los meses de números rojos que arrastran buena parte de las granjas gallegas, augura que aunque se arregle el problema será tarde para las que atraviesan situaciones más críticas. "No sé si se dará con una solución definitiva y se terminarán las tractoradas, lo que sí sé es que para muchas explotaciones serán las últimas", advierte este ganadero, que se plantea ser él también uno de los que deje la actividad después de casi 30 años viviendo del lácteo.