Los tractores de los ganaderos gallegos tomaron las calles de las principales comarcas lácteas durante el verano y en Santiago en la última semana, lo que provocó el colapso de la capital gallega. Las tractoradas son la fórmula a la que recurren los productores de la comunidad para reclamar un precio justo para la leche y a la que se suman los bloqueos a la distribución y ahora a las factorías con el inicio de una huelga de entregas. Más de 2.500 explotaciones gallegas -el 30% del total- sufren una de sus peores crisis al cobrar por la venta de la leche menos de 27 céntimos -un millar apenas perciben 22 céntimos-cuando el mínimo para cubrir los costes de producción ronda los 34 céntimos. Esa es la cuantía que le reclamaron al Ministerio de Agricultura el pasado agosto, a lo que el Gobierno respondió que la cadena de valor -productores, industria y distribución- llegase a un acuerdo sobre la tarifa y publicasen lo que pagan. Por ahora el acercamiento de posturas ha desencadenado en un principio de acuerdo sobre un precio sostenible, anuncio que no convence a los ganaderos al no determinarse la cuantía, por lo que seguirán con sus tractores en la sede de la Xunta en San Caetano y con los bloqueos tanto a la industria como a la distribución.

No es la primera vez que los productores se ven obligados a convocar tractoradas por los bajos precios de la venta de la leche. Las primeras se remontan a 1986, aunque en ese caso el motivo de la protesta era la incertidumbre ante la entrada del sistema europeo de cuotas lácteas que finalizó el pasado abril dando paso a un mercado liberalizado. Pero si a alguna época recuerda la crisis actual del lácteo es a la de 2009 porque la historia se repite con las mismas imágenes: los ganaderos tomando las calles con sus tractores y derramando leche delante de supermercados e industrias. Se repiten los protagonistas, los escenarios de las protestas, el calendario e incluso las negociaciones entre la cadena de valor y las administraciones para reclamar un precio justo para la leche en un año en el que el sector perdía 127 millones en el primer semestre respecto al año anterior.

El 24 de abril de 2009 los ganaderos ya avisaban que sacarían sus tractores a la calle si las administraciones no ponían encima de la mesa soluciones inmediatas a los bajos precios, lo mismo que hicieron a mediados del pasado julio al convocar una manifestación unitaria en Compostela y anunciar una tractorada si no se tomaban medidas. Hace seis años el Gobierno central de Zapatero y en concreto la entonces ministra de Medio Rural, Elena Espinosa, aclaraba a los productores que aceptaba sus demandas pero rechazaba fijar precios para evitar la entrada de leche de otros países de forma ilegal. Pese a pertenecer a un partido político de otro color, el Ejecutivo popular de Mariano Rajoy, con Isabel García Tejerina al frente del Ministerio de Agricultura, adoptó la misma postura en la reunión celebrada el pasado 19 de agosto al descartar establecer un precio mínimo de 34 céntimos para la leche como reclamaban los ganaderos, alegando que vulneraba la normativa de la Unión Europea. Esta decisión por parte del Gobierno central motivó en ambos casos el inicio de las tractoradas en Santiago. Este año, los ganaderos ya habían avisado de sus reivindicaciones con una primera concentración de tractores en Compostela a las que siguieron otras en el mes de agosto en las principales comarcas lácteas de la comunidad: Santa Comba, Chantada, Arzúa, Lalín, Vilalba, Ordes, Sarria y Curtis. También en junio de 2009 hubo movilizaciones en A Coruña, Ferrol, Vimianzo, Lugo, Chantada y Ribadeo.

Las grandes movilizaciones se iniciaron este septiembre en Lugo con tractoristas que rodearon la muralla y continuaron desde el día 8 en la capital gallega con miles de vehículos que bloquearon la ciudad y los supermercados DIA. La misma situación se producía en julio de hace seis años tanto en Compostela como en Lugo con asaltos a DIA incluidos. Tampoco entonces el preacuerdo de precios en base al coste anual medio de otros países como Francia contentó a los productores, que exigían un mínimo de 34 céntimos para cubrir costes.

A la espera de que se cerrase un acuerdo entre el sector, los tractores dieron una tregua a mediados de julio de 2009 pero en dos meses los productores acordaban una huelga para desabastecer a la industria hasta que el Ejecutivo de Zapatero garantizase que los ingresos se repartiesen con ellos y el cumplimiento de los contratos homologados que recogían que se pagase la leche más de lo que costaba producirla.

Los ganaderos gallegos se encuentran de nuevo en ese punto del ciclo y llevan un día de huelga de entregas con las industrias de la comunidad paralizadas -entre ellas Leyma, Lasurgal, Celta, Feiraco, Larsa o Nestlé- a lo que se unirá el cerco a la distribución en Gadis (Betanzos) y Vegalsa-Eroski (Sigüeiro). Su intención es presionar y poder alcanzar un acuerdo de precios al que por ahora no se han unido porque no existen garantías legales de que se va a cumplir el aumento de precios, aunque no todas las organizaciones comparten este bloqueo y por tanto se han desmarcado ya de las movilizaciones.

Cronología

Desde finales de la década de los 80 las protestas de 2009 y las actuales han sido las más intensas y prolongadas. Pero en la historia del lácteo gallego se suceden otras movilizaciones como las registradas en varios concellos en 1999 por la bajada de las cuantías después de una década de vacas gordas.

Luego vendrían las de noviembre y diciembre de 2005 en Santiago, Xinzo o Lalín, aunque en este caso, contra el aumento del IVA por el gasóleo agrícola, que había subido del 7% al 9% mermando los beneficios de las explotaciones en un 20%. Al año siguiente, 5.000 ganaderos protestaban contra la política de la Consellería de Medio Rural dirigida por Alfredo Suárez Canal durante el bipartito. Los manifestantes pedían precios justos para frenar las pérdidas que en 2006 alcanzaron los 20 millones. El sector volvió a salir a la calle en las grandes movilizaciones de 2009 y en 2012 , otro año negro para el lácteo en el que también se llevó a cabo la primera huelga de entregas en la historia de la comunidad. Los productores optaron por esta vía para exigir una subida de los precios pero la suspendieron al obtener pérdidas de cuatro millones en solo dos días.

En la crisis actual del lácteo, el sector todavía no tiene claro hasta cuándo cesarán sus protestas. Todo depende de cómo se resuelvan los "flecos" pendientes en el preacuerdo de Agricultura. Y tampoco cómo evolucionarán los precios y si estas serán las últimas tractoradas o cuántas veces más tendrán que sacar sus tractores para que los ganaderos puedan cobrar tarifas que les permitan hacer frente a los gastos.