La primera ciclogénesis de la temporada, bautizada como Henri, empezó a perder fuerza ayer al mediodía después de dos jornadas de vientos que alcanzaron los 160 km/h, intensas lluvias y un total de 384 incidencias, la mayoría relacionadas con la caída de árboles y ramas a la vía. El martes, en la primera jornada de inestabilidad, la borrasca ya entró con fuerza con ráfagas de más 151 km/h en Lardeira. Henri quiso despedirse ayer con más fuerza y esta parroquia del concello ourensano de Carballeda de Valdeorras volvió a ostentar el récord de rachas máximas hasta los 161,6 km/h.

La Xunta ya había avisado de que la intensidad del viento se notaría más ayer hasta el mediodía, por lo que suspendió las actividades escolares en el exterior. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronosticaba alerta naranja por vientos de 110 km/h y MeteoGalicia la limitaba a las provincias de A Coruña y Pontevedra. Además de Lardeira superaron ese registro Cedeira (A Coruña) con 140 km/h, Cuntis (Pontevedra) con 137 km/h, Manzaneda (Ourense) con 115 km/h y el municipio coruñés de Carnota, donde el viento sopló por encima de los 111 km/h.

Mientras que el viento aumentó su fuerza en las últimas horas, las lluvias ya remitieron desde la mañana. Si el martes las mayores cantidades de agua se recogieron en los concellos pontevedres de Fornelos de Montes y Cuntis con 144 y 138 litros por metro cuadrado, ayer las cifras se redujeron hasta los 33 litros de Manzaneda (Ourense), la zona donde más llovió.

Henri se adelantó a la época en que suelen producirse las ciclogénesis -a partir de octubre- y entró en Galicia en la recta final del verano, ya que según el Observatorio Astronómico Nacional el otoño no comenzará hasta el miércoles. El frente afectó en dos días a toda la comunidad y provocó unas 384 incidencias relacionadas con el temporal. La provincia de Pontevedra fue la más afectada con 147 incidentes, seguida de las 128 contabilizadas en A Coruña. La ciclogénesis afectó sobre todo a estas dos provincias atlánticas y llegó con menos intensidad al interior. En este sentido, el centro de atención de emergencias 112 atendió 55 casos en Lugo, uno más que en Ourense.

El 112 recibió 4.041 llamadas por caídas de árboles y ramas, acumulación de agua en carreteras, además de desprendimientos de tierra, piedras, postes y cables de luz y teléfono. En Santiago, Pontevedra, Vigo y Tomiño, varios árboles cayeron sobre vehículos sin ocupantes. Entre los incidentes más aparatosos destacan también el desprendimiento de parte de la cubierta del estadio de A Malata de Ferrol y del tejado de un edificio en construcción en la isla de Arousa sobre un automóvil estacionado, junto con una avalancha de piedras sobre la autovía A-52 a la altura de la localidad ourensana de Melón.

Desde a Axencia Galega de Infraestructuras (AGI) afirman que la caída de algunos árboles dio lugar a retenciones en algunos puntos de la red viaria gallega. El temporal causó además cortes de tráfico en la carretera de Betanzos AC-840 y en la PO-234 que une Pontecaldelas con Aguasantas en la noche del martes.

Pese a que el frente se notó sobre todo en la costa, en Lugo el Ayuntamiento cerró dos parques de la ciudad para garantizar la seguridad en la jornada de ayer para la que estaba decretada la alerta naranja por fuertes rachas de viento.

Las alertas terminaron ayer y ni para hoy ni para lo que resta de semana está programada ninguna. Henri viaja ya hacia el mar del Norte después de dos días plagados de incidencias pero hoy las nubes y claros se solaparán con lluvias ocasionales. Las precipitaciones se resistirán a marcharse de la comunidad y todavía mañana podría caer algún aguacero en A Coruña y Pontevedra. El sol no llegará hasta el fin de semana y con él un aumento de los termómetros que estos días no pasaron de los 18 grados y que, tanto el sábado como el domingo, se moverán entre los 23 grados del norte y los 26 del sur gallego que permitirán aprovechar los últimos rayos de sol del verano.