Las orquestas gallegas tocan sus últimos pases antes de despedir un verano intenso de actuaciones en la Galicia de las mil fiestas y empiezan también a ver los primeros resultados de sus reivindicaciones. El pasado mayo se bajaron de los escenarios en varias ocasiones para recorrer las calles de Santiago y reclamar una tributación que les permita sobrevivir y una norma que proteja la singularidad de las verbenas y romerías gallegas, que en la actualidad se rigen de forma genérica por la Ley de Espectáculos nacional pensada para grandes eventos. La primera petición tendrá que esperar porque depende del Ministerio de Hacienda, con el que las orquestas negocian para dejar de cotizar por actuación según el régimen de artistas y para exigir que no se grave tanto a las comisiones de fiestas. Pero en su segunda demanda sí se han producido avances y el director xeral de Emerxencias, Luis Menor, anunció ayer en el Parlamento gallego que la Xunta trabaja en la redacción de una nueva ley sobre espectáculos públicos.

El representante del departamento autonómico contestaba así a una pregunta del diputado socialista Emilio Vázquez en la que pedía al Gobierno gallego que explicase si iba a atender las demandas de las orquestas y vecinos que promocionan las fiestas populares y su opinión sobre la regulación actual de las licencias.

A principios de verano, el Ejecutivo autonómico ya se vio obligado a relajar la documentación que se exigía a las comisiones de fiestas para conseguir la licencia municipal que necesitan para organizar sus fiestas patronales. La norma obligaba a los promotores de las verbenas a presentar un proyecto técnico y un plan de seguridad en el que se recogiesen aspectos como el impacto acústico o el dispositivo de asistencia sanitaria, que en muchos casos, según las orquestas, eran requisitos "excesivos" para este tipo de eventos. En la circular enviada este verano a los ayuntamientos gallegos, la Xunta aclaraba que era suficiente con garantizar el buen estado de la instalación eléctrica del escenario y la copia de que el camión de la orquesta había pasado la Inspección Técnica de Vehículos (ITV).

La intención del Gobierno gallego es materializar este cambio porque, como aseguró ayer Menor, los criterios más "estrictos" requeridos en las medidas de seguridad se recogen en un decreto de 1982 que también incluye lo referente a los permisos municipales. El director xeral de Emerxencias apuntó que la norma está en una primera fase de redacción y que se trata de buscar "un consenso" con los distintos agentes del sector.

Desde la Asociación Galega de Orquestras apuntan que la nueva ley tiene que "adecuarse a los nuevos tiempos sin olvidarse de la tradición". Su presidente, Manuel Fariña, avisa de que si la Xunta debe aprobar una ley que recoja la singularidad de cada verbena desde la infraestructura hasta el repertorio musical -para que se obligue a los grupos que actúan con música pregrabada que informen de ello- pasando por las medidas de seguridad. Fariña afirma que hasta ahora debido a la "ambigüedad" de la norma "con aspectos poco claros" la decisión quedaba a expensas del secretario municipal. La organización propone que los ayuntamientos son "los que mejor conocen las fiestas de su zona" y, por eso, el nuevo texto debería concederle más margen para que marquen las exigencias a la hora de conceder las licencias. "No es lo mismo una celebración en una ciudad que una romería en un monte o en una aldea de 100 casas. Y ni siquiera es igual en cada barrio", asegura.

Debido al peso que han ganado en los últimos años las orquestas en las fiestas populares de la comunidad, con pueblos que rivalizan por tener los mejores eventos, el sector reclama que el Gobierno gallego les ayude para que la verbena gallega sea declarada patrimonio cultural. Se trata de un sector que, según el PSdeG, mueve cada año unos 60 millones y emplea a más de 7.000 personas desde músicos hasta operarios para montar los equipos o técnicos de sonido e iluminación. Son los propios vecinos los que, en el 90% de los casos, se encargan de promocionar, gestionar y financiar las celebraciones de su parroquia y es éste uno de los factores que diferencia a Galicia de otras autonomías donde las organizan instituciones públicas. Por eso, Fariña pide que la Xunta aproveche la nueva ley para promocionar la verbena gallega.