El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, criticó ayer el funcionamiento de una Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) "sumisa a los dictados del Gobierno central" y que desde el domingo dirige el alcalde de Vigo, Abel Caballero.

Ferreiro se abstuvo de la votación del regidor vigués como nuevo presidente de la FEMP porque no quiso participar "en una estructura pensada solo para el reparto de poder de los dos grandes partidos y donde a las otras formaciones se les deja algún puesto simbólico". "Es una estructura que, en los últimos años, ha sido sumisa a los dictados del Gobierno central, de cercenamiento de la autonomía municipal y de las posibilidades de las haciendas locales", afirmó.

En la misma línea se pronunció el alcalde de Santiago, Martiño Noriega, quien destacó que este fin de semana se constató "la inutilidad" de la entidad municipalista "como lugar de encuentro". Noriega apuntó que la FEMP estuvo "ausente" en un "momento histórico" del municipalismo del Estado con "una pérdida de autonomía local evidente y con un corsé que impide hacer política".

Tanto Ferreiro como Noriega firmaron el domingo junto las ciudades de Ferrol, Madrid, Barcelona, Zaragoza y Cádiz, un documento reclamando "un cambio profundo" en sus órganos de representación. El alcalde coruñés mostró la disposición de estas ciudades a estar presentes en las comisiones para ver "el trabajo que hacen", pero sin participar en la estructura de la FEMP.