A Galicia le cuesta engancharse a la recuperación del mercado inmobiliario. Los últimos datos sobre la formalización de hipotecas, uno de los indicadores más representativos de la evolución del ladrillo, muestran una caída en junio de los préstamos del 3,9% respecto a mayo, mientras que en el conjunto del Estado el incremento se acercó al 9%; y un descenso del 0,4% sobre el mismo mes de 2014, con un alza en el país superior al 26%. La falta de financiación, como también evidencian las estadísticas del Banco de España y destacan, muy críticos, los propios promotores, frena el cambio de ciclo de la vivienda en la comunidad, donde se suma el impacto del envejecimiento de la población. A menos jóvenes -un colectivo en el que además la región arrastra una tasa de paro tan grande como la estatal, el 24%-, menor demanda de hogares nuevos, sin que aquí exista para compensar el tirón de la segunda vivienda y la vacacional. Por eso Galicia es la autonomía donde se venden menos viviendas en función de su tamaño. Solo 1,12 por cada 1.000 habitantes en el segundo trimestre del año, según el último balance del Colegio de Registradores.

El cómputo nacional se eleva hasta las 1,88 y hay siete comunidades que se sitúan muy por encima de la media. Son Valencia (2,575), Baleares (2,225), Canarias (2,215), Andalucía (2,12%) -cuatro lugares muy influenciados por su posición geográfica en la costa y el atractivo para la compra por parte de extranjeros-. La Rioja (2,02%), Madrid (1,96%) y Navarra (1,93%). En el furgón de cola, junto a Galicia, están las otras dos autonomías que padecen problemas parecidos en su pirámide demográfica. Asturias y Extremadura, ambas con 1,22 ventas de vivienda por cada 1.000 habitantes.

No es una situación puntual la de Galicia. La atonía del mercado inmobiliario regional se viene notando desde antes ya y de ahí que si sumamos las ventas del último año al completo la comunidad sigue ocupando el último lugar. Son 4,5 operaciones por cada 1.000 habitantes -12.456, concretamente-, frente a las 7,23 -más de 335.000- contabilizadas en todo el país, para dejar atrás así el mínimo de la serie histórica alcanzado en el segundo trimestre de 2014. Entonces se sumaron 310.864 transacciones.

"La desagregación de resultados en vivienda nueva y usada vuelve a mostrar un comportamiento asimétrico. En concreto, 91.679 compraventas han correspondido a vivienda nueva y 243.484 a vivienda usada, entre las que destacan los registradores. Estos resultados, comparados con los interanuales del primer trimestre del año, muestran un descenso de 12.123 en compraventas en vivienda nueva y un incremento de 20.846 compraventas en vivienda usada". Por primera vez en la serie estadística los pisos a estrenar suponen menos de 100.000 en un trimestre. Mientras, el movimiento de los de segunda mano llega al nivel más elevado "de los últimos 26 trimestres".

La que es una de las principales explicaciones de la vuelta a la vida del ladrillo no se da, sin embargo, en el caso concreto de Galicia. Al igual que en el resto de autonomías, la vivienda usada pesa más, cerca del 60%, pero la relevancia de las promociones sin uso previo es contundente. Un 39,7% las libres y alrededor de un 1% las que cuentan con algún tipo de protección pública. La vivienda nueva en el conjunto del Estado, en cambio, apenas representa un 21% del total de transacciones. Los registradores lo vinculan al papel jugado por el sector financiero tras el pinchazo de la burbuja. La "gran mayoría" del remanente de pisos nuevos "ha ido pasando a manos de las entidades, que con una agresiva política de precios lo han ido minorando progresivamente". "En la medida que dicho remanente de vivienda nueva se va reduciendo, o el que queda carece de interés desde el punto de vista de la demanda -añaden-, el peso de compraventas de vivienda nueva se va reduciendo significativamente trimestre tras trimestre". De hecho, incluso en Galicia, donde la vivienda a estrenar aún da juego, las ventas en el último año se redujeron un 12,2%.

El endeudamiento para la adquisición de una vivienda alcanzó en el segundo trimestre del año en la comunidad los 977 euros por metro cuadrado. Un 0,73% menos que un año antes. El total nacional aumentó un 2,6%. El crédito contratado ronda los 88.500 euros, casi 19.000 euros por debajo de la media del Estado. El tipo estipulado se sitúa en el 2,77%, con un aumento del 1% interanual de los préstamos que apuestan por tipos fijos. La devolución de la hipoteca les lleva a los gallegos algo más de 22 años. La cuota mensual baja un 1,8%, hasta los 447 euros, y absorbe el 27% del salario.

Entre los meses de abril y junio se ejecutaron unas 277 hipotecas en Galicia, según los registradores. El número de daciones en pago ascendió a 41.

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