El sector lácteo gallego, que afronta una de las peores crisis de la historia con precios que no llegan para cubrir los costes de producción, no solo tiene que enfrentarse a industria y distribución por abonarles las tarifas más bajas de toda España (apenas 29 céntimos por litro) sino que ahora se encuentra con la falta de apoyo por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En un informe sobre el desarrollo del Código de Buenas Prácticas en la Cadena Alimentaria elaborado por el Gobierno, que ha pedido la adhesión de industria y distribución como uno de los puntos para asegurar la sostenibilidad de la cadena de valor en el lácteo, Competencia avala la venta a pérdidas, una práctica denunciada durante los últimos años por ganaderos y agricultores. Además, pide la independencia de los mediarios en la negociación de contratos.

Para la CNMC, resulta "poco razonable prohibir o criticar de forma generalizada la venta a pérdida", ya que en determinadas situaciones puede fomentar la competitividad y la eficiencia entre los operadores de los mercados, con ventajas para los consumidores.

No obstante, Competencia advierte de los matices previstos por la normativa, ya que puede constituir una competencia desleal cuando tenga por efecto desacreditar la imagen de un producto o de un establecimiento ajenos, y cuando forme parte de una estrategia encaminada a eliminar un competidor o grupo de competidores del mercado.

La actual normativa, la Ley de Competencia Desleal de 1991, prohíbe la venta a pérdidas cuando pueda inducir a error a los consumidores, desacreditar la imagen de otros productos o establecimientos ajenos o eliminar competidores de los mercados. Por el contrario, solo la permite cuando el objetivo de esa bajada sea alcanzar los precios de otros competidores, así como en casos de liquidación de existencias o para productos con fecha de caducidad.

Eficiencia y competencia

Desde Competencia se reconoce en su informe que el desarrollo de los grandes y medianos grupos de distribución han contribuido a aumentar considerablemente su poder negociador con los proveedores. Pero la CNMC cree que ese desequilibrio en el poder negociador no constituye por sí mismo un fallo del mercado que justifique su intervención. En la misma línea indica que no todas las prácticas comerciales tienen por sí mismas un efecto negativo desde el punto de vista de la eficiencia y la competencia.