Tras la pérdida de votos y poder local sufrida por el PP en las municipales de mayo, Alberto Núñez Feijóo prometió un cambio de "equipos, políticas y actitudes". Una frase que repitió ayer. Desde entonces, el presidente de la Xunta anunció bajadas de impuestos para 2016, año en que se celebrarán elecciones autonómicas, y el domingo realizó la mayor crisis de Gobierno desde que en 2009 tomase las riendas del Ejecutivo gallego. Ayer proclamó que los cambios no se quedarán ahí. "La renovación que nos piden [los gallegos] no acaba en la configuración del nuevo Gobierno [...] Debemos concretarla en las próximas semanas y meses, comenzado por los presupuestos para el próximo año y por el debate del estado de autonomía de la próxima semana. Solo la daremos por alcanzada cuando la mayoría de gallegos y gallegas se sientan beneficiados de ella", garantizó.

Las palabras de Feijóo se produjeron durante la toma de posesión de los tres nuevos conselleiros, Jesús Vázquez Almuíña (Sanidade), José Manuel Rey Varela (Política Social) y Ángeles Vázquez (Medio Rural), y de quienes asumen nuevas competencias: Francisco Conde suma empleo a Economía e Industria; Beatriz Mato se encargará de Medio Ambiente y Ordenación do Territorio; y Ethel Vázquez y Rosa Quintana se limitarán a Infraestructuras e Vivenda y Mar, respectivamente.

"Defectos" en sanidad

Los focos se situaron también sobre la destituida Rocío Mosquera, que dejó el cargo de titular de Sanidade con una pequeña autocrítica y un mensaje a la prensa. "Quizás no supe hacerme entender", lamentó antes de pedir a los medios que "defiendan la sanidad" y no "pongan encima de la mesa cada cosa que pasa" o cada error en este servicio.

Esos errores, sin embargo, le han costado el puesto, como reconoció Feijóo unas horas después del acto institucional celebrado en el palacio de Raxoi. Durante su visita a la feria Conxemar de Vigo, el presidente de la Xunta anunció que el relevo de Mosquera se produjo después de "escuchar" a la sociedad y con la intención de solucionar los "defectos e incidencias" detectados en la sanidad, especialmente en la puesta en marcha del nuevo centro hospitalario Álvaro Cunqueiro de Vigo. El clímax de las protestas contra el servicio en la ciudad olívica, centradas en los problemas para el traslado de centro y la falta de material, los precios del aparcamiento y las comidas a los enfermos, se produjo con una multitudinaria manifestación ciudadana a comienzos de septiembre. Tras esta, Feijóo tachó de "irresponsabilidad" la convocatoria de esa marcha. "Podemos demostrar, deficiencias y problemas aparte, que mereció la pena hacer un gran hospital en Vigo", zanjó ayer.

Desde que en 2009 tumbó al bipartito, las remodelaciones de Feijóo se debieron a factores externos, fundamentalmente al relevo de cargos fichados por el Gobierno central o a la apuesta por conselleiros como candidatos en las pasadas municipales. El cambio confirmado oficialmente ayer constituye el primer giro político desde entonces.

Feijóo alegó el nuevo tiempo económico. "Un nuevo gobierno para un ciclo económico expansivo, que sustituye a un gobierno creado para un momento de profunda recesión", explicó antes de pedir a sus diez conselleiros "ejemplaridad y dedicación".

Feijóo justificó separar de nuevo las áreas de Medio Rural y Mar debido al peso de cada uno, así como crear una consellería social porque la crisis "aún no es cosa pretérita para muchos gallegos". También justificó la separación de Medio Ambiente e Infraestructuras e insinuó que sus fondos se elevarán en las cuentas para 2016. Tras los recortes de los últimos años, "es el momento de que tengan un rango más destacado para lo que queda de legislatura".