Los hoteles gallegos tenían todas sus esperanzas puestas en el verano que se despidió a finales del mes pasado para hacer su agosto y empezar a salir a flote después de más de un lustro con la ocupación y los precios bajo mínimos. Las expectativas del sector se cumplieron al alcanzar en verano los resultados de antes del inicio de la crisis con un 60% de camas cubiertas en agosto -el porcentaje más elevado desde 2007- y con un aumento de precios del 10% que permitió a los alojamientos ganar un 15% más por habitación. El balón de oxígeno que supuso la época estival para los hoteleros puede prolongarse en lo que queda de año, aunque son conscientes de que en la temporada baja hay que "apretarse de nuevo el cinturón". De todas formas, los empresarios calculan crecer un 5% en ocupación en el último trimestre de este año y para ello confían en la recuperación del turismo de fin de semana por parte de los visitantes de otras comunidades gracias a que empieza a reactivarse del consumo por parte de los viajeros de otras autonomías. Según el vicepresidente de la Confederación de Empresarios de Hostelería de Galicia (Cehosga), César Ballesteros, durante la crisis este tipo de turismo había desaparecido "por completo". El sector espera que hasta final de año se celebren congresos que llenen las ciudades y den negocio a los hoteles como ocurrió la semana pasada en A Coruña con la reunión anual de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) presidida por el rey Felipe VI; y en Vigo con la feria del congelado Conxemar y el congreso de la FAO.

La recuperación económica ha permitido además a los empresarios turísticos prolongar el tirón estival hasta este puente del Pilar. Aún así, haber logrado el mejor verano desde 2007 no será suficiente para cerrar el año con datos mejores que antes de la crisis. El sector está todavía empezando a despegar tras varios años "muy duros" y esa recuperación debe ser "paulatina", por lo que pese a que se cumpla el 5% de crecimiento de octubre a diciembre, la media anual rondaría en un 32% de ocupación, dos puntos por encima de la proporción del año pasado pero casi cuatro por detrás del 35,8% que se alcanzó de media en 2007. Los hoteles gallegos lograron en lo que va de año mejorar en todos los meses respecto a 2014 -el ejercicio en el que el turismo tocó fondo- y el objetivo del sector es avanzar "paso a paso" en los próximos meses para que la tendencia a partir de ahora sea siempre ascendente.

El representante de la provincia de A Coruña en el Clúster Turismo de Galicia, Francisco Canabal, avisa de que por lo menos hasta el próximo abril hay que "aguantar" porque en el invierno "no es el momento de crecer" sino de tener "la paciencia suficiente" para mantenerse y llevar una buena media todo el año como ocurrió durante este 2015. Canabal recuerda que se debe tener "cautela" dentro de la línea de "optimismo" generada en los últimos meses y seguir trabajando a través de la promoción. En este sentido, avanza que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se había propuesto llegar a los cinco millones de viajeros en 2016 y ya solo hasta el pasado agosto se llegó a los 3,2 millones, un 12% más que el año pasado. Los buenos resultados alcanzaron tanto al turismo nacional con más de 2,3 millones de visitantes de otras comunidades -el dato más positivo en cinco años- como al internacional, con cerca de 890.000 turistas de otros países, lo que supone un máximo histórico.

Con ese mensaje a la cautela, el representante del Clúster advierte de que en temporada baja salvo en nichos de mercado puntuales -como el turismo rural que hace su agosto en otoño- es imposible que no se cierren camas, pero recuerda que tanto ahora como antes de la crisis porque "Galicia no es Canarias ni Levante".

El turismo gallego partía este 2015 de datos muy bajos registrados durante un 2014 "negro" y mes tras mes los empresarios turísticos han podido comprobar una recuperación del mercado que se notó no solo en las playas en verano sino también en un mayor movimiento en las ciudades durante todo el año que dio margen a los negocios para aumentar los precios por primera vez desde el inicio de la recesión. La bajada de las tarifas fue la estrategia empleada en los años de crisis para mantener la ocupación a costa de cerrar cada ejercicio en números rojos. Esa tendencia empieza ahora a cambiar y de prolongarse en el tiempo aumentaría la caja de los alojamientos que llevan más de un lustro sin poder invertir en sus negocios.