-La radiografía de la accidentalidad en Galicia revela causas, horas, tipo de vía y estado del conductor. Según estas conclusiones, ¿en qué conductas de riesgo hay que incidir para reducir la siniestralidad en la comunidad?

-El escenario es el de las carreteras convencionales, que son el punto más conflictivo. Si a nivel nacional en 2014 en torno al 80% de los accidentes mortales ocurrieron en estas vías, en Galicia alcanzó el 93%. Si añadimos las pistas y los caminos vecinales donde hay un tránsito importante en Galicia se engorda más ese porcentaje. En muchos casos, por esas corredoiras se circula como si fuera una carretera convencional. Los datos nos dicen que generalmente los accidentes mortales se producen en un entorno de unos diez kilómetros del domicilio del conductor. Esto se debe al exceso de confianza porque son trayectos que se hacen con una frecuencia muy elevada, lo que conlleva que se desatienda lo que se tiene alrededor, incluso la señalización.

-¿Cuesta especialmente erradicar el consumo el alcohol en Galicia, que se mantiene entre las tres comunidades con más positivos, tanto por alcoholemia como por drogas?

-Hay cada vez menos casos de los jóvenes que infringen la norma en cuanto al alcohol. La tasa que engorda estas cifras procede de conductores por encima de los 39 años. Hay que seguir educando y hacer pruebas a cualquier hora para que exista la concienciación de que en cualquier momento uno se puede ver expuesto a un test y eso sirva para disuadir de su consumo.

-El alcohol ¿es la infracción con más multirreincidencia?

-Es una de ellas. Queremos trabajar el tema de reincidentes con aquellos casos en los que todo su historial de sanciones es de alcoholemia. Ahí entendemos que hay un problema de consumo que hay que atajar de otra manera.

-¿Con programas de rehabilitación?

-Se está estudiando cómo atajarlo de la manera que se considere más idónea para recuperar a ese conductor. No solo en la vía penal, sino también en vía administrativa para desincentivar ese consumo o al menos desvincularlo de la conducción. Todavía se están estudiando las fórmulas.

-¿Es partidaria de la tasa de alcohol cero al volante?

-Es el objetivo, pero aún queda camino por recorrer. Los países nórdicos, que nos llevan muchos años de adelanto en educación, ya empiezan a establecerlo. Desde luego debe ser nuestra meta.

-Galicia también está a la cabeza de positivos en drogas.

-Se está trabajando para generalizar tanto los test de drogas como los de alcohol. Nos movemos en datos muy elevados, pero hay que hacer muchos controles más para determinar la presencia en nuestros conductores. Galicia está entre las comunidades con más positivos por drogas, y eso nos preocupa. Y no son solo jóvenes, no es solo el chavalito. Por consumo de cannabis y cocaína, hay positivos en conductores de más de 50 años.

-En cuanto a la velocidad, ¿la causa de los siniestros en Galicia es el exceso o no adecuar los límites a las características de la vía?

-En especial por no adecuarse a la luminosidad. Una falta de luminosidad merma mucha información que tiene que tener el conductor para tomar decisiones certeras. Son especialmente conflictivas zonas de travesía, donde más atropellos tenemos, porque tenemos una convivencia entre el peatón, el ciclista y las actuaciones de reparto del pequeño comercio donde un exceso de velocidad aunque no sea elevado puede ser peligroso.

-Para corregir estas conductas, ¿Tráfico tiene programada alguna campaña para Galicia?

-Vamos a hacer las que están diseñadas por la DGT. Pero queremos hacer a finales de mes una nueva dirigida al peatón. Los atropellos son un problema en Galicia, pero en la provincia de A Coruña, especialmente, porque tiene carreteras con una intensidad de tráfico importante. En A Coruña, más del 30% de los fallecidos en lo que va de año en carretera son peatones.

-¿Es partidaria de sancionar a los peatones?

-La tarea de educación y de información lleva su tiempo. Sobre todo porque el escenario del mayor número de atropellos es de gente mayor de 65 años. Denunciar de primeras no es la solución. Sí que puede ser para supuestos recalcitrantes, pero en principio hay que trabajar durante unos años la educación y la información.

-La DGT ya advirtió el año pasado del envejecimiento del parque móvil. ¿En qué medida está incidiendo en la siniestralidad?

-Cuanto más nuevo, más sistemas de seguridad incorpora y más garantías en cuanto a evitar un accidente. Con la crisis se ha dejado de lado el mantenimiento, en especial de los neumáticos.

-Hay colectivos que atribuyen el ascenso de la siniestralidad a la falta de inversión en el mantenimiento de las vías.

-Parece que eso también está en vías de mejora. Hay carreteras que efectivamente cualquiera que se mueva por la red, lo puede constatar, serían mejorables en cuanto a estado del firme e iluminación. El nivel de incidencia tanto del estado del firme como de la antigüedad del vehículo tienen una incidencia mínima en un siniestro. El peso más importante lo tiene un comportamiento inadecuado al asumir riesgos no asumibles.

-Nada más llegar a su cargo cuestionó tantas variaciones de velocidad en algunas vías, hasta el punto de que el conductor perdía el norte y no sabe a qué velocidad circular. ¿Logró algún compromiso por parte de Fomento?

-En las carreteras convencionales se podría homogeneizar. Estábamos pendientes de afrontar el problema de una manera amplia en la medida en que se reformara el reglamento general de Circulación, reduciendo el límite en las carreteras convencionales de 100 a 90 km/h. Pero parece que es una reforma que no va a salir dado el tiempo que resta de legislatura.

-Además de esa homogeneización a 90 km/h, ¿deberían revisarse las múltiples variaciones de velocidad en las secundarias?

-Desde el 90, en cascada se iría una adecuación del resto. Son los técnicos los que lo determinarán si al alza a o la baja, pero no necesariamente tendría que ser una revisión a la baja.