La presencia de los funcionarios del SVA en el Concello se prolongó trece horas. Al filo de la once de la noche abandonaban Michelena 30 tras examinar más de mil libros encuadernados con facturas de los últimos siete años y cientos de expedientes, muchos de ellos cargados en tres turismos oficiales aparcados a la puerta. Durante toda la tarde los investigadores se dedicaron a analizar la documentación. A la hora de comer tocó pizza.